.- Para que la cuña apriete debe ser del mismo palo, dice el viejo refrán, y resulta que el empresario metido a político, Ernesto Pérez Astorga, actual Secretario de Desarrollo Económico y Portuario (Sedecop) quiere darle su “jalón de orejas” a los integrantes del grupo Empresarios SOS por andar diciendo que el gobierno cuitlahuista los trata como si fueran de segunda clase, pues a otras organizaciones empresariales casi les ha tendido alfombra roja ofreciéndoles que se les pagarán sus adeudos “en el menor tiempo posible”, mientras a otros, como a ellos, no les asegura nada más que decirles que se les liquidarán sus adeudos “cuando se pueda”. Pérez Astorga señala que “todos los empresarios serán medidos con la misma vara”, y dice que su jefe, el ingeniero mecánico electricista, Cuitláhuac García Jiménez no ve si hay “empresarios de primera y segunda”, y si se les va a pagar no es por las gestiones hecha por Empresarios SOS, “sino porque es una deuda real y se medirá a todos con la misma vara”. Para ello, aplicará pagarles con los ahorros generados por la Ley de Austeridad, aunque la verdad sea dicha, no alcanzará para mucho. Por su parte, el presidente fundador de Activación Empresarial para los Centros Históricos de la República Mexicana AC, Rogelio Ibáñez Espinosa, reconoce que falta de pagos de deuda al sector empresarial veracruzano durante los primeros cien días del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez “ha afectado gravemente a la cadena productiva en la actividad”, aunque reconoce que no es culpa de García Jiménez, porque este recibió las riendas de Veracruz que lleva por lo menos una década “en precarias condiciones en materia económica, endeudamiento y altos índices de inseguridad. Aparte de eso, el dirigente empresarial dice que en Veracruz hay “pobreza económica en la población, empresarios quebrados por falta de pago de las deudas que hasta este momento el gobierno estatal no ha cubierto”, y que ello afecta gravemente a la cadena productiva de la entidad, ya que esa falta de pago a la clase empresarial ha impactado en el cierre de empresas, despido de empleados o, en el menos peor de los casos, en la reducción de sus nóminas. Ibáñez Espinosa reconoce que si bien es cierto que cien días es muy poco tiempo para solucionar los problemas arriba citados, es necesario que Cuitláhuac se ponga las pilas y se aboque a resolverlos, como pagarle a los empresarios porque son los que generan empleos y riqueza con el pago de sus impuestos. Pero el caso es que ya hay promesas de pago, pero falta que se conviertan en realidades a la brevedad posible.
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