Gobierno fracasó en atacar el hambre y pobreza: Ong. | ||||||
Simuló la reducción de la miseria con la Estrategia Nacional de Inclusión de la Sedesol, hay cien mil personas más en pobreza que en 2012 y 62 millones de mexicanos -la mitad de la población- carecen de ingreso suficiente para adquirir lo básico para vivir. | ||||||
Miércoles 24 de Octubre de 2018 | ||||||
Por: jornada.unam.mx | ||||||
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Esto señala el documento El fracaso, reporte especial sobre los resultados del gobierno de México frente al hambre y la pobreza realizado por Acción ciudadana frente a la pobreza, y destaca que el gobierno ha hecho mucha propaganda sobre la creación de empleos, pero se han perdido trabajos de mayor remuneración y se han incrementado los de bajos salarios que producen pobreza. Detalla que 40 por ciento de quienes trabajan no ganan lo suficiente para adquirir la canasta alimentaria, “trabajan para vivir en pobreza extrema”. Casi 25 millones ganan un máximo de tres salarios mínimos, y hay tan sólo unos 6.6 millones que perciben más de tres salarios mínimos. Advierte que el fracaso se debe al impulso de políticas generadoras de pobreza, como la política salarial; a la decisión de preferir las ocurrencias en vez de las evidencias en el desarrollo de políticas públicas, y al objetivo de simular resultados en vez de resolver las carencias y los obstáculos en el ejercicio de derechos. Además, hubo un incremento de la corrupción con recursos públicos destinados a la superación de la pobreza y al uso clientelar con fines electorales de los programas sociales. El balance es muy negativo: hay pobreza laboral, pobreza crónica que produce “hambre”, permanencia de la desigualdad étnica y territorial, lo cual permanece o se agravó. Para sostener estas conclusiones detalla que hay 55.3 millones de personas en pobreza, no se logró el objetivo de hambre cero ya que la carencia alimentaria pasó de afectar a 27.4 millones en 2012 a 24.6 millones de personas, 2.7 millones de personas menos y a este ritmo se requieren 118 años para llevar esta carencia cerca de “cero”. La población con ingreso inferior al costo de la canasta alimentaria pasó de 23.5 millones en 2012 a 21.4 millones. Sólo 2.1 millones de personas menos y a esta velocidad se necesitarán 130 años para que la población en este nivel de ingresos fuera cercana a “cero”. La población con inseguridad alimentaria severa pasó de 1.3 millones en 2012 a 9.96 millones. Son sólo 1.4 millones de personas menos. Siguiendo este ritmo tomaría 74 años llevar esta cifra cerca de “cero”. La desigualdad persiste, lo cual se observa en que sólo uno de cada 20 indígenas vive sin carencias y tiene ingreso suficiente para vivir. Explica que el fracaso se debe, entre otras causas, a la política salarial de la Secretaría del Trabajo, a que con la Cruzada nacional contra el hambre ni siquiera se encontró a la población objetivo, y tenía deficiencias serias de origen con objetivos dispersos y mal planteados “La Cruzada no logró su meta: reducir a “cero” la pobreza extrema alimentaria”. Además, se mantuvo la fragmentación y dispersión de mini programas y crecieron los programas sin resultados y opacos. Esto lo documentó Gestión Social y Cooperación (Gesoc) con el Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales, en el que muestra el deterioro de la programación y presupuestación de la política social con programas opacos, dispersos y con escasos resultados, tuvieron un incremento al pasar de 268 mil millones de pesos en 2013 a 528 mil millones en 2017. El gobierno optó por “simular en lugar de resolver”, ya que con la Estrategia Nacional de Inclusión Social, que incluye un conjunto de acciones destinadas a modificar las variables de la medición de la pobreza, se alteraron indicadores con acciones que, sin transformar la realidad de las personas, dieran un efecto de mejora en la reducción de las variables que considera el Coneval en la medición de la pobreza y así reducirla. Se entregaron diplomas de primaria a adultos mayores, se elevó la afiliación al Seguro Popular o al IMSS sin alcanzar la cobertura universal y sin garantizar la atención efectiva para reducir la carencia por acceso a la alimentación se promovió la campaña de publicidad “sano, suficiente y variado” y para modificar la variable de ingreso se acudió al reparto de cartillas sociales. En cuanto a la corrupción y uso clientelar de los programas, de acuerdo con el proyecto Democracia sin pobreza, que realizó una encuesta previo a las pasadas elecciones, se encontró que alrededor de 29 millones de personas recibieron una oferta, promesa o amenaza a cambio de su voto. Ante este panorama se requiere un cambio, romper el divorcio entre política económica y política social, con medidas como la recuperación gradual del valor de los salarios, fomento y financiamiento a empresas sociales, adoptar el enfoque de derechos, entre otros aspectos. |
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