Hace seis años, la imagen de pipas nuevas transportando combustible, escoltadas por el Ejército, no fue más que un montaje para ocultar el atraco y la nueva fuente de financiamiento de la delincuencia organizada en colusión con el primer gobierno morenista.
El huachicol –robo de gasolina, diésel, gas LP, turbosina y petróleo crudo- se convirtió en el combustible que alimenta a Morena y a la 4T.
El gobierno de Morena ha permitido, a través del huachicol, el peor atraco en la historia de México. El combustible robado a Pemex –y, en consecuencia, a todos los mexicanos- equivale tanto como el monto de su deuda, la más grande del mundo para una empresa petrolera.
Peor aún. El huachicol representa el 30 por ciento de la gasolina que se consume en el país; Pemex pierde 56 millones de pesos al día por este delito y en el último sexenio tuvo una pérdida de 346 mil millones de pesos, equivalente a seis veces el presupuesto federal de salud en 2025.
En el ocaso de su gobierno, López Obrador mintió como desde el primer día. “Hemos logrado prácticamente desaparecer el robo de combustible… nos ahorramos 330 mil millones, mucho más que lo que nos costó Dos Bocas”, dijo con el mismo cinismo y perversión con el que mal gobernó durante seis años.
Fue Claudia Sheinbaum quien, por voluntad propia o la presión del gobierno de Estados Unidos, puso en evidencia la estafa, haciendo los mayores decomisos de la historia en menos de un año.
En marzo se interceptó un buque con 10 millones de litros de combustible robado en el puerto de Altamira. Días después, se decomisaron en Ensenada 8 millones de litros de diésel, ambos casos vinculados al CJNG, utilizando empresas fachada y documentos aduanales falsos.
Apenas en mayo, se aseguraron 3 millones de litros, 3,900 contenedores, vehículos y maquinaria; y en Coatzacoalcos se descubrió una mini refinería de huachicol; el mismo día, en Nuevo León, se incautaron más de 1 millón de litros almacenados ilegalmente.
Apenas la semana pasada se llevó a cabo el mayor decomiso de huachicol en la historia, con 15 millones de litros en 129 ferrotanques en Coahuila, sin contar el millón de litros de hidrocarburos asegurados en Las Vigas, a sólo 35 kilómetros de Xalapa.
¿De verdad, nadie nunca vio nada? ¿Es posible robar, transportar y comercializar tal cantidad de combustible sin que nadie en el gobierno se entere?
Para traficar con las gasolinas en niveles gigantescos, se necesita una gran corporación empresarial que cuente con los activos, equipos y personal necesarios para diseñar todo el mecanismo de huachicoleo… y por supuesto, la protección y colaboración de los gobiernos.
¿Dónde están quienes eran los directamente responsables de prevenir el huachicol? Los anteriores secretarios de seguridad pública federal hoy gobiernan el estado de Sonora y encabezan la actual Secretaría de Gobernación. La ex titular de energía es gobernadora del estado de Veracruz y el ex director de Pemex, es el nuevo director del Infonavit.
Apenas el viernes pasado, el General Eduardo León Trauwitz, ex subdirector de Salvaguardia Estratégica de Pemex, acusó a Rocío Nahle de haber usado información estratégica para “maximizar” el robo de combustible en México desde el inicio del gobierno de López Obrador.
Pero no hay de qué preocuparse. Con negarlo es suficiente. Todos están a salvo.
La puntita
Quién lo iba a decir. Gracias a AMLO, ahora Ovidio y la DEA son ¡la esperanza de México! |
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