| El hambre global no disminuye; al ritmo actual se erradicará en el año 2137: GHI 2025. | ||||||
| El informe del Índice Global del Hambre (GHI) 2025 expone un estancamiento mundial frente al hambre y una América Latina atravesada por contrastes: progresos marginales y crisis persistentes. A continuación, presentamos los principales hallazgos del documento de 66 páginas. | ||||||
| Lunes 29 de Diciembre de 2025 | ||||||
| Por: animalpolitico.com | ||||||
De acuerdo con el informe, elaborado por Alliance2015 —una red estratégica de siete organizaciones no gubernamentales que combaten la pobreza y atienden emergencias sanitarias— junto con el International Law of Peace and Armed Conflict (IFHV), el hambre sigue siendo “alarmante” en siete países, “grave” en 35 y en 27 las puntuaciones han empeorado desde 2016, mientras en otros diez países el progreso se ha detenido. El índice hace un llamado: “De no cambiar la advertencia observada desde 2016, el mundo no alcanzará el umbral cero de hambre [sino] hasta el año 2137”, es decir, 107 años después de lo establecido por la ONU. Para empezar, el GHI funciona como una herramienta que permite medir y dar seguimiento exhaustivo al hambre a nivel mundial, regional y nacional. Su sistema de evaluación contempla cinco categorías —extremadamente alarmante, alarmante, grave, moderada y baja— dentro de una escala de 100 puntos que refleja la severidad del problema, donde cero representa la ausencia de hambre y 100 significa el escenario más crítico. Conflictos armados: la fuerza destructiva que impulsa el hambre Desde hace dos décadas, el índice analiza la evolución del hambre en el mundo. Sus resultados muestran que la violencia armada se mantiene como el factor más destructivo. Durante el último año, los conflictos provocaron 20 crisis alimentarias que afectaron a cerca de 140 millones de personas. “Las guerras en Gaza y Sudán ilustran cómo los conflictos devastan tanto los medios de vida como las fuentes de subsistencia: la inseguridad alimentaria a nivel de hambruna mundial, concentrada en gran medida en esos dos lugares, se duplicó con creces entre 2023 y 2024”, refiere su informe. Estos datos coinciden con un artículo publicado por la ONU en octubre del año pasado, que identifica la expansión de los conflictos —en particular en Oriente Medio—, los fenómenos climáticos extremos y la pobreza como las principales causas que empujan a millones de personas al límite de la supervivencia. En la misma línea, la confederación mundial de oenegés que lucha contra la injusticia de la pobreza, Oxfam, también abordó esta problemática en su informe Food Wars (Guerras alimentarias), publicado en octubre de 2024. El documento estima que entre 7,000 y 21,000 personas mueren cada día por causas relacionadas con el hambre en países afectados por conflictos. Cambio climático: de ser un fenómeno meteorológico extremo esporádico a una amenaza constante También el cambio climático se consolida como otro factor determinante. El año 2024 se convirtió en el más caluroso desde que existen registros, con temperaturas terrestres cercanas a 1.5 °C por encima de los niveles preindustriales, de acuerdo con la Organización Meteorológica Mundial (OMM), la NASA y otras agencias científicas. Este dato marcó un hito alarmante y confirmó que los últimos nueve años, de 2015 a 2024, figuran entre los más cálidos registrados. Este escenario incrementa de forma significativa los riesgos para los rendimientos agrícolas y pesqueros. A modo de ejemplo, el Índice Global del Hambre señala que, en África meridional, una sequía asociada al fenómeno de “El Niño” redujo la producción de cereales entre 30 y 50 % en seis países, incluso después del retorno de las lluvias a inicios de 2024. Otro dato inquietante apunta al futuro cercano. Los modelos climáticos estiman una probabilidad del 80 % de que al menos uno de los años comprendidos entre 2025 y 2029 supere a 2024 como el más caluroso. Este escenario eleva el riesgo de olas de calor, inundaciones y tormentas más intensas, fenómenos que podrían alterar los ciclos de siembra y afectar la alimentación del ganado. América Latina y el Caribe presenta un progreso estancado De acuerdo con la gráfica analizada, la puntuación del Índice Global del Hambre en la región descendió de 13.2 puntos en el año 2000 a 8.2 en 2016. A partir de ese momento, la variación ha sido mínima y se ubica en 7.9 puntos en 2025. La subalimentación —entendida como la proporción de la población con una ingesta calórica insuficiente— afecta al 5.4 % de los habitantes, lo que equivale a 34.6 millones de personas. Asimismo, el retraso en el crecimiento infantil alcanza a uno de cada ocho niños menores de cinco años, quienes presentan bajo peso para su estatura, un indicador de desnutrición aguda. Factores como los conflictos, los desplazamientos internos y las migraciones continúan debilitando la seguridad alimentaria, según el análisis del Índice Global del Hambre. No obstante, en países como Guatemala la desnutrición crónica persiste incluso sin la presencia de conflictos generalizados. Aunque la puntuación del GHI en 2025, de 18.0 puntos, sitúa al país centroamericano en la categoría “moderada”, este dato encubre profundas desigualdades sociales y territoriales, especialmente entre la población infantil. Cerca del 45 % de las niñas y niños menores de cinco años presentan retraso en el crecimiento, “la prevalencia más alta de la región y prácticamente sin cambios desde 2016”, señala el informe de 66 páginas. La Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional de Guatemala (SESAN) determinó en 2024 que la desnutrición crónica constituye un problema multifactorial, con determinantes socioambientales que incluyen el hambre prolongada —derivada de la falta de acceso constante a alimentos nutritivos—, la carencia de agua potable y saneamiento básico, el acceso limitado a servicios de salud, el bajo nivel educativo de las madres, la pobreza y el bajo peso al nacer. En el caso de México, el país ocupa el lugar 31 de los 123 evaluados en el Índice Global del Hambre, con una puntuación total de 6.0 puntos, que lo ubica en la categoría “baja”. Sin embargo, el informe advierte sobre la situación de los menores de cinco años, ya que 13.1 % sufre retraso en el crecimiento. Recomendaciones generales para combatir el hambre Por último, el GHI plantea una serie de recomendaciones orientadas a mejorar estos indicadores, entre las que destacan: Gobernanza inclusiva, con integración de la justicia climática y de género, así como el fortalecimiento de los marcos jurídicos internacionales, a fin de garantizar procesos de toma de decisiones con participación y representación equitativa. Apoyo a la agricultura, mediante el respaldo a pequeños productores, la mejora de los medios de vida rurales y la conexión entre mercados rurales y urbanos. Estrategias de financiación más eficientes, dirigidas a maximizar el impacto de los recursos disponibles. Evidencia, datos y rendición de cuentas, con inversión en investigación, monitoreo y sistemas locales de recopilación de información que permitan identificar tendencias y orientar intervenciones específicas. Anticipación de riesgos, acción climática y fortalecimiento de la resiliencia, con prioridad para las poblaciones más expuestas a la vulnerabilidad climática. Por: Kenia Hernández Rivera |
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