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XALAPA.- Con una crisis migrantes que provocó la muerte de 39 de estos y dos más en un hospital donde recibían atención, además de 29 lesionados, la mayoría guatemaltecos, el presidente Andrés Manuel López Obrador se salió por la tangente como es su costumbre, y en lugar de dedicar la mañana al tema que ha dado la vuelta al mundo, cruel como suele ser, sin sentimientos enfatizó: “Es muy lamentable el silencio cómplice de los gobiernos democráticos y libres” en torno a la situación que enfrenta Perú tras la “ilegal” destitución de Pedro Castillo, cuando a quien le importa el corrupto de Castillo sino las muertes por quemaduras de 39 migrantes que estaban en una verdadera cárcel y no en albergues. Tras reunirse con el letrado Guido Croxatto, abogado del presidente depuesto de Perú, el mandatario mexicano aseveró que el litigante “tiene todos los elementos para demostrar que el Congreso (de ese país) se extralimitó y cometió una injusticia (al destituirlo). Fue un golpe a la legalidad y a la democracia”. Interrogado sobre el encuentro que tuvo con el defensor de Castillo en Palacio Nacional, enfatizó que el mandatario peruano “fue víctima del clasismo y del racismo que lamentable y tristemente impera en Perú” (mientras que los migrantes fueron víctimas de la irracionalidad del Instituto Nacional de Migración). El Ejecutivo federal destacó que el cónclave con Croxatto fue muy bueno. “Él está defendiendo muy bien el caso, me explicaba que no hay fundamento legal para lo que hicieron, es decir, actuaron al margen y por encima de la legalidad”. Los argumentos que el abogado presentó al mandatario mexicano, explicó éste, apuntan a que el Congreso peruano no tenía elementos para destituir a Castillo, como también lo detalló el letrado en entrevista con La Jornada. López Obrador agregó que aún hay menos elementos para “mantenerlo, como está sucediendo, en la cárcel. Es una gran injusticia. El abogado tiene todos los fundamentos para demostrar que el Congreso de Perú se extralimitó y cometió una injusticia, fue un golpe a la legalidad y a la democracia”. Insistió en el clasismo y racismo de ciertos sectores del país andino. “No generalizo, es un pueblo bueno, es un pueblo hermano, pero hay un grupo dominante que son los que se creen los dueños del Perú, con el apoyo de el extranjero y también para saquear los recursos naturales del Perú a sus anchas. Y les estorbaba Pedro Castillo. Es lo económico y es también el racismo: ¿Cómo un serrano, un maestro, un indígena va a gobernar? Aunque así lo haya decidido el pueblo en elecciones libres, democráticas, no les importó”.
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