Mexicana abusada sexualmente en Catar es condenada a 100 latigazos y 7 años presa. | ||||
La politóloga documentó el hecho y logró sacar un certificado médico que demostraba la agresión. Posteriormente, acudió a la policía junto con Luis Ancona, Cónsul de México en Catar, sin embargo, por tratarse de una relación extramarital, pasó de acusadora a acusada. Con ayuda del Comité Organizador del Mundial y de Human Rights Watch, logró salir del país. | ||||
Jueves 17 de Febrero de 2022 | ||||
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DE UN ABUSO PREVIO A CATAR “Recuerdo el camino de regreso a mi casa, pensando en qué iba a decirle a mis papás para justificar las horas en las que no les contesté el teléfono, en cómo iba a ocultar las marcas, porque claramente sentía que era mi culpa, y porque era una niña, sin la capacidad de racionalizar que lo que acababa de vivir era un intento de feminicidio, y porque era una víctima de violencia sexual, que interiorizó, como hacen muchas, la culpa y la vergüenza de lo sucedido”, agregó. Schietekat Sedas tardó una década en compartir esa experiencia que le costó terapias, medicamentos y síntomas de estrés postraumático. “En esos diez años, mi agresor se casó y tuvo una hija. Me enfurecí conmigo misma por no haber denunciado, por no haberme querido y respetado lo suficiente como para denunciar a alguien que hizo semejante daño. No faltaron ocasiones en las que, personas en quienes confié mi testimonio, me preguntaron, extrañados, por qué no había denunciado. Eso sólo añadía leña a un fuego que ni siquiera yo había iniciado, y que tampoco me correspondía apagar”, explicó. La joven continuó con su vida. Estudió carreras como Relaciones Internacionales, Ciencias de la Conducta, Antropología y Políticas Públicas en México y en el extranjero, en universidades en Kuwait y en Oxford. Hasta que fue contratada como economista conductual en el Comité Organizador del Mundial. Todo cambió la noche del 6 de junio de 2021, cuando un conocido que consideraba su amigo y que pertenece a la comunidad latina en Doha, se metió a su departamento mientras ella dormía. “Después de un forcejeo breve, pues su fuerza sobrepasaba la mía, terminé en el piso. Horas después, me salieron moretones en todo el brazo izquierdo, el hombro y la espalda. Mantuve la cabeza fría: le avisé a mi mamá, a un colega del trabajo y documenté todo con fotos, para que mi memoria, en un intento de autoprotección, no minimizara los eventos o borrara por completo parte de ellos”, detalló. También denunció de inmediato para no repetir la historia de silencio e impunidad que había cubierto el abuso del que fue víctima en la adolescencia. CULPABLE POR TENER RELACIONES EXTRAMATRIMONIALES Con el certificado médico que demostraba la agresión, acudió a la policía junto con el Cónsul de México en Catar, Luis Ancona. Más tarde, la convocaron de nuevo a la estación policial. La querían enfrentar con su agresor, quien aseguraba que eran novios y que ella había dado consentimiento para que él ingresara al departamento. Schietekat Sedas pasó así de acusadora a acusada. El problema es que en Catar las relaciones extramatrimoniales son un delito. Eso era lo que les preocupaba a los policías que ya habían descartado el abuso. Con la ayuda del Comité Organizador del Mundial y de Human Rights Watch, logró salir de ese país el 25 de junio y volver a México, en donde las autoridades no la ayudaron en ningún momento, a pesar de que también denunció la indiferencia e incapacidad con la que había actuado el Cónsul. La sentencia, que se dio a conocer en su ausencia, absolvió al agresor y a ella se le impuso la pena de 100 latigazos y siete años de prisión. Era culpable por haber tenido una relación extramarital. Para evadir la condena, su abogada se atrevió a recomendarle que se casara con el abusador. Schietekat Sedas sigue sin poder creerlo. |
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