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La Enfermedad Inflamatoria Intestinal (EII) no es mortal, pero no tiene cura y sí afecta de manera importante la calidad de vida de quienes la padecen, porque además de la diarrea crónica, ocasiona cuadros de depresión hasta en 30 por ciento de los pacientes, y hasta en 38 por ciento, ansiedad moderada, además de que el 50% refieren que en el trabajo o la escuela son criticados. En vísperas del Día Mundial de la Enfermedad Inflamatoria Intestinal (19 de mayo), gastroenterólogas señalan que este padecimiento afecta a “10 millones de personas en el mundo y a unos 40 mil mexicanos. En conferencia virtual, Brenda Solís, líder del área Terapéutica de Gastroenterología del laboratorio Takeda-México e Ilse Gutiérrez, especialista en Gastroenterología Endoscópica, exponen que la EII es un padecimiento crónico, que no tiene cura, del que solo se controla la sintomatología y es de origen autoinmune. Este mal se manifiesta en dos formas principales: colitis ulcerosa y en Enfermedad de Crohn y sus síntomas son diarrea, dolor abdominal, pérdida de peso, cansancio, fiebre y hemorragia rectal. Los síntomas van minando la calidad de vida del paciente y el impacto a nivel social es preocupante, señala Solís, quien enfatiza que ocasiona cuadros de depresión hasta en 30 por ciento de los pacientes, y hasta en 38 por ciento, ansiedad moderada, además de que cerca del 50 por ciento de los pacientes hacen referencia que en su entorno educativo y laboral son criticados y señalados. El diagnóstico además no es sencillo, por lo que alrededor del 40 por ciento de quienes tienen EII tardan hasta un año en que se detecte la enfermedad, y en casos extremos, hasta cinco años en el 17% de los casos. Gutiérrez destaca en cambio que los pacientes con EII tienen “diarrea crónica” por lo que, “en sus trabajos y escuelas tienen la urgencia de salir corriendo al baño”, no pueden salir de casa por esa razón y el hecho de que haya evacuaciones nocturnas les provoca trastornos del sueño. Además, “tienen miedo de comer por la diarrea”. Y entonces se desarrolla una nueva enfermedad: desnutrición y anemia.
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