Julio Ricardo Blanchet Cruz
diariolibertad@gmail.com
Después del pandémico éxito económico con el que confinaron al mundo obligando a utilizar un cubrebocas, un gel contra las bacterias y observar una “sana distancia” que no sirven para nada. Las epidemias, ya se ha citado, llegan, cumplen su función y se van. Siempre ha sido así, no es nada nuevo…
Pero no pudiendo continuar con el mismo elenco, pues ya como que no muy se les cree lo de los peligrosos mutantes de la India y los hongos de colores. Y luego dirigidos como coches en bocacalle -tú te quedas en casa; tú sales nomás un rato, y tú ya dale vuelo a la hilacha- y todos obedecen el semáforo lópezgateliano, so pena que los multen…
Ante las protestas cada vez más extendidas -aunque inútiles, hay que decirlo- para que no nos sigan tomando el pelo espantándonos con el petate del Bicho 19…
Pero ya bien adoctrinados, previo “trailer” informativo, o mejor dicho, espantativo -en mis tiempos los trailers eran unos camionzotes- lanzaron con bombo y platillo la segunda temporada, que consistió en los “medicamentos” contra el famosísimo Bicho 19…
Pero esta vez lanzando como estrella principal de la cinta ¡a la vacuna! Que en el estricto sentido de la palabra no es vacuna. Y que además no previene el contagio; ni lo evita, es decir, que tampoco sirve para nada…
Bueno, tampoco para nada, hay que reconocerlo. Ha servido para que los países más desarrollados -pero no mejores- compitan entre sí; y groseramente se descalifiquen entre ellos y se metan zancadillas, como si fueran políticos mexicanos en campaña…
Pero finalmente reconocieron que el mercado es amplísimo. Miles de millones de coviadianos seguros no son poca cosa, y les daba para que todos hicieran negocio. Y así, el objetivo lo lograron plenamente…
Pues ahora, creas o no en sus vaciladas de vacunas -incluidas las de aire y las de agua que rápidamente aparecieron en el mercado negro y que son las únicas que no dan reacciones secundarias…
Por cierto que el negocio se les cayó, a pesar de que ciertamente tenían la ventaja de que no había que hacer fila para obtenerlas -cada cual se las podía aplicar y en el Metro te las vendían por $10.00 (DIEZ PESOS)- tenían el serio inconveniente de que no te daban el certificado…
Se rumora que el negocio se cayó junto con los vagones del sistema, pues ya nadie quería utilizar el servicio. Pero como a todo se acostumbra el hombre, parece ser que todo ha regresado a la normalidad; excepto los vendedores de vacunas…
Aunque el objetivo, como arriba se cita, lo lograron. Porque si alguien no se vacuna contra este Bicho 19 y se continúa vacunando contra los que vendrán –el 20, el 21, el 22, el 23, etc. todos parientes, ahí está el negocio- seremos tratados como en la antigüedad trataban a los leprosos…
No podremos trabajar en ningún lado; y donde quiera que vayamos seremos estigmatizados; nadie querrá relacionarse con nosotros, ni con la familia y nos harán víctima de todo tipo de señalamientos…
Nos llamarán inconscientes y hasta un peligro social; por lo que intentarán confinarnos. Todo parece indicar que hacia allá vamos. Hacia un mundo de locura en el que sistemáticamente van en contra de La Naturaleza…
Como lo demuestra La Unión Americana de Libertades Civiles, quienes a pesar del veto del Gobernador de Arkansas, Asa Hutchinson, lograron derogar una Ley que prohibía que a los menores ¡se les drogaba para mutilar sus genitales! “como parte de la inducción al depravado y peligroso estilo de vida transgénero”…
Pero a pesar de que la mayoría continúa viendo como antinaturales y perversas las acciones de los llamados grupos arcoiris, se están infiltrando cada vez más en la sociedad; y eso sí que es peligroso…
Pues nada ni nadie puede ir contra natura sin pagar las consecuencias. Sin embargo no quieren reconocerlo a pesar de lo que vivimos. Si lo conociéramos, veríamos las cosas de otra manera. Hoy lo llaman discriminación -como lo harán con los que no nos vacunemos-. Hacia allá vamos.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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