Lo decíamos en entregas anteriores que lo peor estaba por venir para los morenos y ya llegó.
En Veracruz, a Morena, el partido del presidente Andrés Manuel López Obrador, lo sacude una fuerte crisis que está a punto de convertirse en fractura.
Las pasiones se han desbordado, el escándalo, en días pasados, ya hizo acto de presencia en la sede nacional.
Las pugnas internas por la dirigencia estatal son más que manifiestas. No logran ponerse de acuerdo y eso es grave, le dan preferencia a las ambiciones personales y les vale madre el partido.
Claro que sí
Gonzalo Vicencio, ese que fue alcalde de su natal Chicontepec, ya lanzó la amenaza, ya dio el banderazo de salida.
Todo indica que el ex perredista se habrá de unir, junto con todos sus seguidores, al partido Fuerza Por México, dejándole al negocio del dueño de “La Chingada” un gran boquete y un muy amargo sabor de boca.
Vicencio Flores no actúa al calor de la emoción, no se conduce de acuerdo a su momento hormonal, el ex edil ha mostrado congruencia, ha sido prudente y ha trabajado para la causa morenista.
Como también es innegable que ha acuerpado a gente corrupta como Elizabeth Morales García, la hija del ex Hombre Verde.
Que le estorba al hijo de Atanasio, al tal Gómez Cazarín y al negrito, así con cariño, Bola Ocho, más conocido como Eric Patrocinio Cisneros Burgos, ni dudarlo, esta tercia ya mucho lo ha asediado, le ha puesto piedras en el camino con tal frenarlo y facilitarle la llegada a la dirigencia estatal al tal Esteban Ramírez Zepeta. Del cual según dicen es el mozo de estoques del hijo de Atanasio, vaya usted a saber, eso no es de nuestra incumbencia.
La renuncia del ex alcalde es irreversible, sus allegados cuentan que “ya lo tienen hasta la madre””, por eso su salida de dicha franquicia.
En días pasados un grupo de militantes de MORENA, se apersonaron en la sede nacional de dicho movimiento para manifestarse y mostrar su apoyo al todavía dirigente estatal de dicho negocio.
La exigencia fue muy clara, que el delicadito de Mario Delgado frene en seco a Ramírez Zepeta.
Pero eso no es todo lo más grave es que ni siquiera al mozo de estoques del hijo de Atanasio, entiéndase Esteban, la dirigencia nacional le ha extendido documento alguno que lo acredite o le dé personalidad jurídica ante los órganos electorales veracruzanos.
Eso sí es valemadrismo , no chingaderas.
MORENA, en la entidad está pagando y, muy caro, haber acogido en la elección 2018 a personajes con amplios antecedentes de corrupción. Protagonistas que lógicamente transportaron las antiguas mañas y ahora las remachan, pero acuartelados por MORENA.
Nombres, usted ya los conoce.
Por lo anterior se antoja difícil que la Cuarta Transformación continúe avanzando con paso firme en todo el estado.
La abundancia de funcionarios oportunistas y corruptos que hoy ostentan cargo, también es una de las causas.
Por eso actualmente Veracruz está ensimismado en un voladero de disimulos, desvíos, corrupción, está hecho un auténtico desmadre.
En la entidad veracruzana la militancia de MORENA exige que al tal Ramírez Zepeta le quiten la máscara de lo contrario lo ideal sería que pusieran sus barbas a remojar y tomen muy en cuenta que el optimismo del votante tiene un límite y, muy seriamente, están observando los desbarajustes que existen hacia el interior de dicho negocio, por lo que no queda claro que dicha convicción permanezca hasta el día de la elección.
Y recuerden, aun cuando todavía lleva delantera en las preferencias electorales, Morena es un partido en crisis, al menos en Veracruz así es.
Sobra recalcar que, en Veracruz, la bronca entre “morenos puros”, “morenos adoptados” y “morenos disfrazados” cada vez está peor.
En Veracruz, MORENA tiene un gran reto por delante.
Cuidado chairos.
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