Por Edgar Hernández*
Una propaganda desmesurada y poco creíble busca imponer una verdad
que no existe, el de un Veracruz lleno de logros con un futuro que dista
mucho de corresponder a la realidad.
Se pretende mostrar incluso a un atildado gobernador limpio, bien
vestido, de buen humor y sonriente a plenitud que abraza niños, a
indígenas, amas de casa y a todo aquel que le extiende la mano.
Son monumentales espectaculares y edificios cubiertos con su imagen que
pretenden dar la percepción que no existe la inseguridad, que los 10 mil
empleos son ciertos, que la obra pública no ha sido para los amigos, que
hay medicinas suficientes para atender el cáncer y combatir al dengue,
que nuestras féminas no son asesinadas y que no hay corrupción ni
nepotismo.
Quisiéramos creerle, señor gobernador, pero…
¿Qué más gusto daría a los veracruzanos saber que estamos a toda madre
y que viene lo mejor?
Sin embargo, no es así. A la vuelta de casi un año nuestro poco apreciado
gobernante –a pesar de la publicidad- está colocado entre los tres peores
mandatarios que gobiernan la república.
Este día, ante un aparato legislativo desacreditado por la complicidad
legislativa y el decapitamiento de su principal aliado, el diputado José
Manuel Pozos, depuesto Presidente del Congreso, se presentará el Primer
Informe de Gobierno, que a no dudar merecerá el aplauso y aprobación
unánime de los morenos, pero todos sabemos que esa no es la verdad que
impera en Veracruz.
Este día sabremos que cuando ese primer informe aluda la independencia
de los tres poderes, al Poder Judicial estará escondido atrás el telón de la
ignominia, luego del obligado retiro del Magistrado Presidente, Edel
Álvarez Peña.
“La próxima presidenta del Tribunal Superior de Justicia, será Sofía
Martínez, amiga de Dionisio Gutiérrez, quien será el poder tras el trono”,
escribe en su cuenta de Whatshapp, la magistrada Yolanda Cecilia
Castañeda.
Esa es la neta en Veracruz.
Cómo nos hubiera gustado a través de los espacios de opinión, sumarnos
al coro pagado de que estamos bien y viene lo mejor ¿A quién no gusta
estar bien?
Cómo nos gustaría saber y convencernos de que nuestros hijos no
tomarán Pepsi en las escuelas oficiales porque es negocio de unos cuantos
vivales, que nuestras mujeres ya no serán violentadas, que ya no hay siete
Cárteles criminales, que se han gastado con probidad los 128 mil millones
de presupuesto destinado este año para Veracruz, que la Secretaría de
Seguridad Pública funciona, que los verdaderos índices de criminalidad
han disminuido y que Eric Cisneros no quiere ser el suplente de
Cuitláhuac.
Saldríamos a la calle jubilosos a aplaudirle a nuestro mandatario, como
en el pasado, si supiéramos que con gran éxito se combatió la
contaminación de los ríos, que el campo está floreciendo, que las
carreteras no son de papel periódico y que se acabaron los negocios en el
DIF estatal.
Quisiéramos creerle, señor gobernador, pero…
No vemos la justicia, ni la honestidad en el servicio público, ni la paz
social por ningún lado, como reza la publicidad alusiva al primer informe
en donde ¡Oh, milagro! El mandatario se ve blanco y radiante.
Vaya, hasta da la impresión que el polvo y la basura los escondieron
perfectamente bajo la alfombra y que Veracruz, vive sus mejores
momentos.
Los hechos, infortunadamente corren el maquillaje de una tragedia que
se inició en el 2004.
Eso lo saben el pueblo, los sectores sociales y productivos y la prensa
agraviada que en el día a día da cuenta del saldo que deja el no saber
cómo se maneja el aparato del gobierno, que sabe de todas las raterías
que se suceden en una administración pública en la cual confiaron dos
millones de ciudadanos que sufragaron por Cuitláhuac García, en julio
del año pasado.
Quisiéramos creerle, señor gobernador, pero... ¡Imposible!
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo |
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