De Veracruz al mundo
DE INTERÉS PÚBLICO
Emilio Cárdenas Escobosa
2019-03-18 / 19:56:24
¿Debemos acostumbrarnos a convivir con la violencia criminal?
En los días que corren en Veracruz hemos presenciado una explosión delictiva cuyas ondas expansivas llegan a prácticamente todos los rincones de la geografía de la entidad. La delincuencia organizada ha lanzado un reto de proporciones mayúsculas al gobierno del estado, que ha debido reaccionar con la concentración de efectivos de todos los cuerpos de seguridad y el apoyo de fuerzas militares para intentar frenar la ola de violencia que siega vidas, genera miedo, zozobra y lastima gravemente la convivencia social. Estamos frente al mayor desafío que el narcotráfico había planteado en Veracruz y vaya que ya habíamos padecido de manera cruenta este fenómeno en administraciones pasadas.





El problema es grave y requiere atenderse con toda la fuerza gubernamental, pero precisa, sin duda, del respaldo de la sociedad para que se le ataque de manera más efectiva.





La lucha requiere abrir frentes en varias direcciones que vayan más allá de las acciones meramente policíacas y militares.





Es vital que a la par de tomar las medidas emergentes para contener la violencia y continuar la lucha contra el crimen, se den pasos efectivos en el fortalecimiento de nuestra economía para ofrecer alternativas reales de empleo e ingreso y se “desnarcotice” la actividad económica de muchas regiones, amén de impulsar con el concurso de organizaciones sociales y privadas un amplio programa de información en las escuelas, en las comunidades rurales, en las zonas urbanas, en los centros de trabajo y entre los padres de familia que permita alertar sobre los peligros y riesgos del consumo y tráfico de narcóticos.





Urge transformar la visión imperante en el imaginario colectivo, especialmente de los estratos de menores ingresos, de que la actividad del narcotráfico, si bien implica una vida de sobresaltos y clandestinidad, se compensa ampliamente con el poder y riqueza que genera, por lo que muchos jóvenes suponen que bien vale la pena correr el riesgo ante la falta de oportunidades; estimulados, desde luego, por las series sobre narcos y toda la parafernalia que se ha creado en torno a ellos y la aureola de “prestigio” de algunos santones de esta ilícita actividad, en lo que es a todas luces una apología de la violencia al alcance de cualquier televidente.





Así como se debe poner un dique a la penetración del narcotráfico en la actividad política, en las campañas y en las finanzas de los partidos políticos. Urge fortalecer las facultades de fiscalización de los órganos electorales y se obligue a los partidos y candidatos a informar puntualmente sobre las fuentes del financiamiento privado a sus campañas internas y al proselitismo que realizan en épocas electorales, para evitar que sirvan como vehículos para el lavado de dinero. Esa es, a no dudarlo, una de las asignaturas pendientes y de la mayor relevancia en el combate al crimen organizado.





Pero en toda esta historia tiene un lugar especial la prevención del delito y el castigo a las conductas antisociales, que es la tarea de las instancias de seguridad y de las fiscalías.





Es evidente que la penetración del narco en las estructuras de poder y en las corporaciones policíacas, el lavado de dinero, el boom del narcomenudeo, la colusión de jueces y autoridades con los barones de la droga para dejar libres a los criminales son moneda corriente en el México de hoy y explican lo infructuosa que resulta las más de las veces la guerra contra el narcotráfico.





Poco se puede hacer cuando los organismos de seguridad, los elementos encargados de combatir a los delincuentes y las fiscalías que deben procurar justicia están al servicio de quienes supuestamente persiguen. Es la corrupción que todo corroe y echa por la borda todos los esfuerzos para hacer efectivo el Estado de Derecho.





Ahora las autoridades piden paciencia al ciudadano mientras se desarrolla la lucha contra los grupos delincuenciales. Sin embargo eso ya lo han pedido desde hace 12, 6 y 2 años en el país y en Veracruz, particularmente, y la sangría continúa.





Surge entonces la interrogante: ¿Estamos condenados a convivir con esos niveles de violencia e inseguridad?





La existencia del crimen organizado precisa de condiciones ambientales propicias para su establecimiento y desarrollo. Ese hábitat que le facilita las cosas se da en aquellos espacios en los que la laxitud en la aplicación de la ley y la vulnerabilidad del marco jurídico van de la mano con la connivencia de las autoridades y los cuerpos policíacos con los delincuentes, trátese de ladronzuelos de poca monta, saqueadores del erario público, defraudadores de cuello blanco, secuestradores, traficantes de drogas o roba coches.





La colusión de intereses de los supuestos encargados de aplicar la ley con quienes la quebrantan da por resultado la primacía de la impunidad y con ella la indefensión absoluta del ciudadano. Eso ocurre cuando las complicidades marcan el derrotero de las investigaciones policiacas, la actuación y conclusiones de las fiscalías especializadas y, en general, el rumbo de toda indagatoria que parte del principio de no tocar determinados intereses.





Mucho se ha dicho que para gobernar hoy en día, en el sentido de garantizar condiciones de gobernabilidad -estabilidad social y contención o desahogo de la conflictividad por cauces institucionales-, los políticos requieren establecer acuerdos no solo con la sociedad, los partidos, el Congreso o la Judicatura, sino con los llamados poderes fácticos que tienen una indiscutible presencia e influencia en nuestra sociedad, llámense las fuerzas armadas, la Iglesia y, por increíble que pueda parecer, el propio crimen organizado.





Sabemos que los cárteles de la droga ponen condiciones o presionan a los gobiernos para que les respeten territorios, rutas de operación, negocios de lavado de dinero, representantes o encargados del cabildeo. De los acuerdos a que se llegue –si los hay- depende el éxito o fracaso de las políticas de seguridad, de las acciones de combate al narcotráfico y, desde luego, el conjurar la amenaza de la violencia generalizada y de las ejecuciones. El dilema es pactar o no, hacerse de la vista gorda, simular que se les combate o combatirlos de verdad. Hasta ahora lo que han imperado son la simulación y los pactos inconfesables.





Ante ese panorama ¿están obligados sociedad y gobierno a rendirse ante el peso, influencia y amenazas de los criminales? Desde luego que no.





La lucha contra el crimen organizado no debe admitir tregua ni negociación o tolerancia con los criminales.





Sin embargo, más allá de todo ello, cualquier acción de combate a la delincuencia que busque el éxito debe partir de un hecho simple y fundamental: que se castigue al que delinque, que pague a la sociedad todo aquel que quebrante la ley.





No puede ni debe haber permisividad. Llámense como se llamen los infractores deben ser sancionados, porque la impunidad prohíja más y más graves delitos.





No podemos acostumbrarnos a convivir con la violencia. Ni dejar que se repitan los crímenes porque no se les castiga. Esa debe ser la exigencia ciudadana que más ayudará en esta batalla.





jecesco@hotmail.com



www.deinterespublico.com





Nos interesa tu opinión

>
   Más entradas
ver todas las entradas
• Ódiame más 2023-04-27
• Militares empoderados 2023-04-19
• La prisión preventiva oficiosa debe terminar en México 2023-04-12
• Todos somos migrantes 2023-03-30
• Enemigo al acecho: el periodismo incómodo 2023-03-15
• 8 de marzo, día de lucha y concientización 2023-03-07
• ¿Ciudadanía informada? 2023-02-24
• La corrupción, nuestro eterno retorno 2023-02-09
• El alarmante diagnóstico del INE sobre el Plan B 2023-01-27
• Los reacomodos del morenismo veracruzano 2023-01-12
• Sí se tocó al INE 2022-12-07
• Se acabó el sueño mundialista 2022-12-01
• Se acabó el sueño mundialista 2022-12-01
• La reforma electoral va, pese a marchas y marchantes 2022-11-15
• El fin del TEJAV, el acoso al ORFIS y la simulación del combate a la corrupción 2022-10-25
• Tras el lopezobradorismo, ¿Podrán los civiles domar a las fuerzas armadas? 2022-10-05
• Ayotzinapa: crimen y encubrimiento 2022-09-26
• Adiós a la prisión preventiva oficiosa 2022-08-30
• El negro panorama económico 2022-08-12
• La Morena se echó a perder 2022-08-03
• Las prácticas políticas de Morena 2022-07-28
• Políticos ricos y pueblo pobre: los ofensivos salarios 2022-07-20
• ¿En verdad irán tras Peña Nieto? 2022-07-07
• Justicia a la carta 2022-06-21
• La nueva disputa por la Nación 2022-05-24
• La crisis de la procuración de justicia en Veracruz 2022-05-18
• Adiós al Acuario de Veracruz 2022-05-18
• La necesaria reforma electoral (II) 2022-05-10
• Negociar, la clave para la reforma electoral (I) 2022-05-06
• México, territorio feminicida 2022-04-25
• ¿Se pudo haber evitado el rechazo a la reforma eléctrica? 2022-04-18
• El informe de la ONU sobre desaparecidos en México 2022-04-13
• La consulta para la revocación de mandato se pervirtió 2022-04-06
• ¿Se puede alcanzar la transformación del país al margen de la ley? 2022-03-31
• El costo de la guerra 2022-03-23
• El mal fario del Sistema Anticorrupción 2022-03-15
• La lucha de las mujeres 2022-03-07
• El principio de autoridad ¿por encima del estado de derecho? 2022-02-28
• La reforma electoral que viene 2022-02-22
• La Casa Gris y su daño al discurso presidencial 2022-02-16
• El movimiento por la justicia alimentado por la cerrazón gubernamental 2022-02-08
• ¿Y las víctimas del delito de ultrajes a la autoridad? 2022-01-31
• El periodismo: la profesión más peligrosa 2022-01-26
• 2022, un año que nos pondrá a prueba 2022-01-11
• Al Tribunal Electoral de Veracruz nadie lo vigila 2021-12-14
• El enojo presidencial y el papel de los medios 2021-11-29
• La Cuarta Transformación después de AMLO 2021-11-21
• Gutiérrez Luna y el enojo de Cuitláhuac 2021-10-26
• ¡Viva la impunidad! 2021-10-12
• Sin redes sociales no hay vida 2021-10-07
• El gobierno de la 4T contra la ciencia 2021-09-23
• Lo que el viento nos dejó 2021-08-26
• La consulta amañada 2021-08-02
• El país se pinta de guinda 2021-06-09
• Garantizar la legalidad o dar gusto al presidente, el reto de los tribunales electorales 2021-05-28
• La transformación de la esperanza por la que millones votaron 2021-05-06
• La polémica de los libros de texto gratuito 2021-04-26
• Morena pone al presidente de la SCJN en el ojo del huracán 2021-04-18
• Campañas ¿Entre la indiferencia o el rechazo ciudadanos? 2021-04-04
• Para que funcione el Acuerdo por la Democracia se necesitan demócratas 2021-03-23
• Protesta social y libertades bajo amenaza 2021-03-17
• Feminismo en tiempos de la 4T 2021-03-04
• La fiscalización fallida y la opacidad en el uso de los recursos públicos 2021-02-25
• Elegir a ciegas 2021-02-03
• La violencia criminal no cesa en Veracruz 2021-01-20
• Las lecciones del escándalo americano 2021-01-07
• El reto electoral no será fácil 2020-12-16
• Combate selectivo a la corrupción 2020-12-09
• La terca memoria: el crimen de Regina Martínez 2020-12-07
• La pandemia interminable 2020-11-30
• ¿Habrá consecuencias en Veracruz tras el fallo de la Corte que invalida la reforma electoral? 2020-11-23
• A dos años del gobierno de la 4T en Veracruz 2020-11-15
• ¿En verdad de acabó la corrupción en Veracruz? 2019-11-19
• La interminable curva de aprendizaje 2019-10-21
• Información ciudadana y debate público 2019-08-06
• La sujeción de los órganos autónomos 2019-07-09
• La corrupción, el origen de nuestros males 2019-06-16
• El nepotismo y la captura de los puestos públicos en Veracruz 2019-03-05
• Llegó la hora de la verdad para Cuitláhuac García 2018-11-30
• El final se acerca ya 2018-09-17
• El cambio de gobierno y el combate a la corrupción 2018-07-29
• El fin del régimen y la madurez democrática 2018-07-06
• Esa loca pasión por el fútbol 2018-06-19
• Este arroz ya está a punto 2018-06-12
• La libertad de expresión es de quien la trabaja 2018-06-07
• ¿Tendrá impacto electoral el caso Karime? 2018-05-28
• Las campañas de odio 2018-05-16
• Jóvenes víctimas y victimarios: la tragedia que no se quiere ver 2018-04-27
• El clavo ardiente de los debates 2018-04-20
• No más tolerancia social a los corruptos 2018-04-17
• Sergio Pitol domó a la divina garza 2018-04-13
• El derroche electoral 2018-04-09
• El ensayo para la elección de gobernador en Veracruz 2018-03-20
• La subordinación de los órganos autónomos 2018-03-12
• El empoderamiento de las mujeres 2018-03-08
• Anaya y la estrategia fallida del PRI 2018-03-01
• El fin de las ideologías y la crisis de los partidos políticos 2018-02-25
• La guerra electoral 2018-02-11
• El poder muestra al hombre 2018-01-29
• La contraproducente guerra sucia 2018-01-22
• El Veracruz que merecemos 2018-01-07
> Directorio     > Quiénes somos
® Gobernantes.com Derechos Reservados 2010