El protagonismo del gobernador Miguel Angel Yunez- le faltan 163 días para que concluya su gobierno- está fuera de toda duda, pues quiere participar de todo y en todo, es decir, ajonjolí de todos los moles, pero es grave y peligroso que se involucre, como lo hace en la impartición de la justicia, pues ello puede conducir, a la corta o a la larga, a que se nulifique cualquier acto que atente contra la dignidad humana, porque la forma en que denosta a los imputados, atenta contra cualquier protocolo, sobre todo, lo establecido concretamente el de Estambul.
El caso más reciente caso es el que se refiere a la detención del exfiscal de nueve años, Luis Bravo, que habiendo sido electo por la legislatura para ese lapso, de un plumazo, fue destituido , sin que se le iniciara algún juicio de responsabilidad en el ejercicio de sus funciones, de ahí que se está actuando de manera desaseada, sin que ello quiera decir que no pudiera tener alguna responsabilidad, sin embargo, se deja de cumplir con la legalidad y la observación estricta de un debido proceso y la presunción de inocencia.
El gobernador se convierte en un júpiter tronante y ello obedece a que no cuenta con contrapeso alguno, porque así como dicen, - en mi pueblo- que cuando es mierda, es porque se la come, es decir, la única verdad es la que ya trae en la cabeza y de ahí nadie lo quita, pues así se vio cuando en dos ocasiones, siendo presidente del PRI, perdió dos elecciones municipales y le echó la culpa a quienes antes habían sido sus aliados.
No va ser novedad – aquí se ha dicho en reiteradas ocasiones- que los asuntos en que se ha involucrado se le revertirán,- al cambiar las condiciones del país-, pues hasta ahora todo ha sido miel sobre hojuelas, pero no hay que olvidar que a toda capillita se le llega su fiestecita y que las torres más altas también se derrumban, por lo mismo vale la pena actuar con prudencia y cautela, más ahora en que, se privilegian los derechos humanos.
Los reveses que se verán en el corto tiempo es porque se han incurrido en métodos controvertidos, como son los interrogatorios forzosos, delaciones premiadas, prisiones preventivas innecesarias, es decir, las investigaciones que se han realizado, constituyen auténticas torturas al ocasionar a los declarantes dolores y sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales para obtener información o confesión, mediante intimidaciones o coacciones y los mismos han sido provocados por funcionarios públicos y el gobernador ha sido el directamente responsable, porque así se ha hecho público y el mismo lo festina, sin que en ningún momento aparezca que es el fiscal o el juez el que interviene.
La investigación policial tiene ahora que cumplir con elementos esenciales para su validez, y el caso de Lula Da Silva, de Brasil, es elocuente, pues para imputarlo y ahora tenerlo en prisión, el fiscal y los jueces , en más de doscientas ocasiones han forzado los interrogatorios y ha sido condenado a una pena de doce años y un mes de prisión por cargos de corrupción y lavado de dinero, sin embargo, la Corte Suprema de ese país ha determinado que las prácticas coercitivas son inconstitucionales, de lo que se concluye que pronto saldrá en libertad y poder contender para que, si ayer sacó de la miseria a cuarenta millones de sus conciudadanos, ahora pueda hacerlo con todos
sus compatriotas, pues su lucha desde el poder presidencial no es para su beneficio personal o de su familia, sino de su país que en su momento , lo elevó internacionalmente y el sigue viviendo, en la medianía de un obrero metalúrgico.
Si la misma ideología y principios de Lula Da Silva, las aplicara Yunez Linares en Veracruz – aquél fue acusado por que alguien le ofreció un departamento- , otra cosa sería, es decir, que en seis meses se comprometió a terminar con la inseguridad, elevar la bienestar social, mejorar el empleo, acabar con la opacidad, etcétera, sin resultados positivos y lo único que podrá dejarnos, si que lo logra, es que su hijo sea el gobernador sustituto, que ¡horror!, diría Acosta Lagunes, una monarquía hereditaria.
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