Una corrupción arraigada y consolidada a partir de los regímenes panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón, pero fortalecida de manera exponencial y aberrante con Enrique Peña Nieto, tiene al país y” sus “ instituciones en la peor crisis de su historia que sin duda e una afección cardiaca de imposible solución, que aliente un cambio profundo.
La afección cardiaca que daña el corazón de México es de tal magnitud que ya no bomba sangre por ninguna de sus arterias, su no se ve una eficacia necesaria en su tratamiento pues, por un lado, vemos el cinismo de suyo elocuente y claro del candidato de Peña Nieto, que lleva a presumir que cuando estuvo en Sedesol sacó de la miseria a dos millones de mexicanos y ninguna autoridad le para el acto, porque al hacerlo en esos términos que la corrupción está en las próxima elecciones de julio en que se habrán de renovar los poderes de la unión y algunas gubernaturas.
Si bien el tratamiento puede ayudar a esta enfermedad , lo cierto es que no tiene cura , pues es crónica y puede durar años o toda la vida, porque entre más leyes se expidan para ese propósito demuestra el plan perverso para que nada cambie y el acelere su hundimiento sin importar lo que sufran las nuevas generaciones, esencial niños y jóvenes que, creciendo en la simulación y el engaño, se acostumbre a que la corrupción lubrique al sistema y lo mantenga crónico.
Cuando vemos que Jacqueline Perschard, a unos cuantos días de que concluya su gestión como integrante del Comité de Participación Ciudadana (CPC) del sistema nacional anticorrupción ,(SNA) acepta que el camino para terminar con ese fenómeno es largo y sinuoso es , sobre todo, porque la metástasis no está solo en el corazón , si no en todas las instituciones, es decir, en los poderes ejecutivo, legislativo y judicial, lo que, obviamente , habrá de resistir cualquier lucha que se haga por su saneamiento.
El dolor profundo que siente la nación es que no hay ojos para la miseria que vive el pueblo sino para la opulencia y el dispendio de los recursos públicos y la venguenza de eternizar el poder en unos cuantos en la crisis de la historia del país, pues por un lado vemos que en Puebla se postula a la esposa del gobernador Moreno Valle y en Veracruz, al hijo de Miguel Angel Yunes Linares, lo que presagia que este vicio, de una especie de monarquía hereditaria , si cuaja, puede cundir sin solución posible.
La continuidad política en la administración pública es el camino más claro a la opacidad, pues si en Veracruz se hubiera consumado el triunfo del candidato priista Héctor Yunes Landa, sin duda que no se hubiera conocido todos los estropicios de Javier Duarte, o bien en Chihuahua ,Quintana Roo y otros más entidades en que el presidente Peña y los secretarios de Hacienda, Videgaray y Meade autorizaron que los recursos públicos fluyeran para la desviación y si ahora, no nos imaginados lo que sucedería en estos dos Estados, pues de ninguna manera se puede confiar en que la esposa y el hijo, respectivamente, llevaran al cadalso a sus familiares, pues de muy cierto que “perro no come perro”.
La duda razonable en el quehacer política en materia de corrupción , lleva a que la frustración sea el pan nuestro de cada día y los ejemplos son claro y precisos cuando el presidente ordena la destitución del fiscal electoral y con sus evidente sus obstáculos para que se conozca la verdad en el caso de la casa Blanca, Obedrecht y otras corrupciónes son elocuentes muestras de que nadie pone en tela de duda la deshonestidad de este régimen.
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