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XALAPA.- En México, 72.7 por ciento de quienes trabajan en salones y clínicas de belleza son mujeres, y perciben un salario mensual promedio de 5 mil 500 pesos, es decir, 36.6 pesos por hora. De las 421 mil personas ocupadas en esta actividad, 81.5 por ciento labora en la informalidad. Además de tener condiciones laborales precarias, enfrentan riesgos a la salud debido al manejo de sustancias tóxicas sin protección; exposición a infecciones por bacterias y virus, además de padecimientos musculo-esqueléticos y de circulación por largas jornadas de pie y en posiciones inadecuadas. La doctora Valeria Díaz Molina, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital General de México Dr. Eduardo Liceaga, de la Secretaría de Salud, señala que uno de los riesgos más comunes es que pueden desarrollar dermatitis por contacto debido al manejo tintes y peróxidos, así como productos para el alaciado permanente, pues uno de sus componentes más comunes es el formol, sustancia que, incluso, está catalogada como cancerígena. En entrevista señala que también hay efectos adversos a la salud por inhalación de vapores de pegamentos o de las partículas que se desprenden cuando colocan uñas de gel y acrílico, pues la mayoría no usa cubrebocas. Agregó que otro de los problemas de salud que pueden enfrentar son afectaciones al sistema circulatorio por permanecer de pie durante horas. Además de problemas en la columna vertebral por ponerse en posturas que generan dolores musculares y en las articulaciones. Sobre las infecciones, destacó que las más comunes son desarrolladas por hongos y verrugas, que les pueden contagiar sus clientes al hacer tratamientos en uñas y pies, así como depilaciones corporales. Esto sucede, explicó, no sólo por la falta de equipo de protección, sino también por la falta de esterilización del instrumental que utilizan, incluyendo tijeras, peines y cepillos, lo que genera riesgo de contagio para estilistas y clientes. Ante ello, destaca la necesidad de una regulación sanitaria para realizar este trabajo, que garantice la protección a la salud de quienes lo realizan y de las personas que atienden. Una de las medidas centrales, subrayaron, es la esterilización del equipo con el realizan su labor y el uso obligatorio de guantes y cubrebocas.
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