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XALAPA.- En los últimos días se ha registrado un aumento de robos de motocicletas en distintas colonias de la capital del estado, lo que ha generado preocupación entre los propietarios de estos vehículos. A través de las redes sociales, vecinos y usuarios han comenzado a alertar sobre esta situación, al asegurar que los ladrones actúan con rapidez y sin ser detectados. De acuerdo con los afectados, los robos ocurren tanto de día como de noche, y en algunos casos las motocicletas son sustraídas aun cuando cuentan con candados o se encuentran estacionadas frente a viviendas y comercios. Usuarios de redes sociales han compartido videos de cámaras de seguridad donde se observa a sujetos que, en cuestión de segundos, logran encender las unidades y huir del lugar. Uno de los casos más recientes ocurrió el pasado lunes, cuando un ciudadano denunció que su motocicleta fue robada mientras estaba estacionada sobre la banqueta de la calle Francisco Villa, esquina con Adalberto Tejeda, en la colonia del mismo nombre. El propietario difundió un video en el que se observa cómo el ladrón manipula la unidad y se la lleva sin mayores complicaciones. El afectado solicitó la colaboración de la ciudadanía para recuperar su vehículo y localizar al responsable. Apenas 24 horas después, este martes, se reportó otro robo en la colonia Las Torres, cerca del fraccionamiento Homex, donde una motocicleta color azul con placas 82YPJ4 fue sustraída a plena luz del día. El dueño pidió apoyo a repartidores y vecinos de la zona para ubicar la unidad y compartió su número de contacto para recibir información. Ante esta serie de incidentes, automovilistas y motociclistas han pedido mayor presencia policial y patrullajes en puntos donde los robos son recurrentes. Las autoridades locales recomendaron a los propietarios utilizar candados de seguridad, no dejar las unidades en calles solitarias y reportar cualquier movimiento sospechoso al número de emergencias 911…DESDE HACE tres semanas, los militares que custodiaban la comunidad de San Antonio Totalco se retiraron del lugar, por lo que la seguridad depende solo de la Policía Municipal de Perote. Pedro Romero Cortina, agente municipal de esta comunidad agrícola de cinco mil habitantes, dijo que la vigilancia federal se suspendió para atender las inundaciones que afectaron el norte del estado entre el 6 y el 9 de octubre. En Totalco, la seguridad había estado a cargo del Ejército desde junio de 2024, cuando dos campesinos fueron asesinados durante una protesta contra la empresa Granjas Carroll de México. Los militares llegaron tras la violencia, pero ahora los pobladores acusan la falta de vigilancia: “Hace como veinte días intentaron secuestrar a una niña”, dice Romero Cortina. Esa fue la señal que reactivó las protestas. Los pobladores exigieron mayor vigilancia, pero rechazaron la presencia de la Policía Estatal, a la que asocian con la desaparecida Fuerza Civil, y aceptaron que la Policía Municipal de Perote se encargue de las rondas. “Acá hay una unidad fija de la municipal que realiza recorridos en diferentes perímetros”, aseguró el agente. La desconfianza nació el 20 de junio de 2024 cuando la Fuerza Civil bajo órdenes del entonces gobernador Cuitláhuac García Jiménez, desalojó con violencia una manifestación del Movimiento en Defensa del Agua de la Cuenca Libres-Oriental. Los campesinos exigían el cierre de Granjas Carroll por presunto acaparamiento de agua y contaminación de fuentes naturales. Durante el operativo, los hermanos Jorge y Alberto murieron por disparos de agentes estatales. El episodio marcó la ruptura entre Totalco y las autoridades estatales. Desde entonces, cualquier patrulla con el emblema de la Fuerza Civil es recibida con desconfianza. Debido a este hecho, el gobierno estatal anunció la disolución del cuerpo policial en agosto de 2024, con la condición de reubicar a los dos mil elementos que pasaran los exámenes de control y confianza. Sin embargo, en Totalco no se olvidan de la agresión. La comunidad exige que esos agentes no regresen. “A la Estatal no la queremos por lo que pasó”, repiten los habitantes. Los acuerdos actuales fueron negociados entre representantes del Ejército, la Secretaría de Seguridad Pública y la Dirección General de Política Regional. La población aceptó la presencia municipal como medida temporal. Por ahora, una patrulla municipal recorre las calles donde antes se estacionaban los vehículos militares. El campo sigue produciendo maíz y frijol; las familias continúan fabricando ramos artificiales para bodas y XV años. Pero la sensación de abandono se extiende. “El Ejército se comprometió a intervenir si la situación lo requiere, pero aquí no queremos a la Policía Estatal por lo que pasó”, aseguró Romero Cortina. A 65 kilómetros de Xalapa, el poblado espera que la promesa del Ejército de “apoyar en caso necesario” se cumpla.
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