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Xalapa, Ver.-
Aunque el Presidente Andrés Manuel López Obrador jura y perjura que los programas sociales han hecho el milagro de reducir la pobreza, expertos en el tema aseguran que la transferencias monetarias del Gobierno federal tienen un peso mínimo en la reducción de ese flagelo que afecta a la mayoría de mexicanos, además de que quedan fuera de sus beneficios las personas que más los necesitan. Con todo y el que el Gobierno del presidente López Obrador, gasta en programas sociales tres veces más que lo que se destinaba para ese fin en el sexenio pasado, los resultados son prácticamente los mismos; ese tipo de transferencias tienen un peso mínimo en la reducción de la pobreza. Además, investigadores respetados por sus pares, se han comenzado a hacer preguntas sobre si podrían variar los números dados a conocer hace unas semanas por el Coneval, si se toman en cuenta modelos estadísticos para hacer comparables esos datos con los anteriores a 2016, cuando el Inegi cambió la forma de captar la información, plantean los especialistas. Y es que el pasado 10 de agosto, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política Pública de Desarrollo Social (Coneval) informó que, entre 2018 y 2022, la población en situación de pobreza multidimensional a nivel nacional pasó de 41.9 por ciento (51.9 millones) a 36.3 por ciento (46.8 millones), mientras que el porcentaje de la población en situación de pobreza extrema permaneció en niveles similares entre 2018 y 2022: 7.0 por ciento (8.7 millones) en 2018 y 7.1 por ciento (9.1 millones) en 2022. Rogelio Gómez Hermosillo, coordinador de la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, explicó que las políticas sociales pueden ayudar a que las personas superen barreras en el ejercicio de sus derechos sociales. Puso como ejemplo que en una familia que tiene dificultades para mantener a todos sus hijos en la escuela, una beca le puede servir para que no deserten, pero no quiere decir que la beca combata la pobreza; sólo ayuda a disminuir una barrera. Por su parte Axel Eduardo González Gómez, investigador de México, ¿Cómo vamos?, explicó que los programas sociales deben entenderse, no como medios para reducir los niveles de pobreza o desigualdad que se observan en una sociedad, sino como herramientas para aminorar los efectos de la pobreza en la que vive cierta población. En ese sentido, Gómez Hermosillo enfatizó que el combate a la pobreza solo se hace mejorando las condiciones de ingreso de los hogares y algunas políticas públicas pueden ayudar, por ejemplo, laborales, pero son mínimas. De acuerdo con el Coneval, sin el efecto en pobreza producido por las transferencias de programas sociales, en 2022 en lugar de tener 36.3 por ciento de personas en pobreza (46.8 millones), se hubieran tenido 39.0 por ciento (50.3 millones) y en pobreza extrema, en lugar de tener 7.7 por ciento (9.7 millones) serían 8.9 por ciento 11.5 millones). Desde esa perspectiva, los programas permitieron que 2.7 por cient (3.5 millones) de personas no estuvieran en condición de pobreza y 1.8 por ciento (2.4 millones) no estuvieran en pobreza extrema. Gómez Hermosillo recalcó que lo que llama la atención es que este Gobierno, para conseguir eso, está gastando muchos más recursos de lo que se gastaba en el sexenio pasado. Hoy se gasta casi tres veces más de lo que se gastaba en 2018, cuando el efecto en la pobreza derivado de los programas sociales fue de 1.9 (en lugar de 2.7 de 2022). Entonces la diferencia que hacen los programas sociales con su monto de gasto de este gobierno, comparado con el del sexenio anterior es de ocho décimas (2.7 de 2022 menos 1.9 de 2018), pero gastando casi tres veces más. Un análisis del IMCO refiere que, de aprobarse el presupuesto federal planteado para 2024, los recursos para la Secretaría de Bienestar alcanzarían un nuevo máximo histórico en 2024, al ascender a 543 mil 920 millones de pesos. En relación con el presupuesto de 2023, este cambio implica un crecimiento de su presupuesto de 109 mil 398 millones de pesos, equivalente a 25.2 por ciento real. Gómez Hermosillo, quien, como consultor de organismos internacionales como el Banco Mundial, el BID, el PNUD, UNFPA, WFP, ha asesorado programas sociales en diversos países, comentó que los datos son muy claros: los programas sociales, tienen un peso mínimo en la reducción de la pobreza. Axel Eduardo González Gómez explicó que los indicadores de ingresos son donde se está viendo una recuperación más oportuna. Explicó que los ingresos de los hogares se componen por cinco grandes categorías que son los ingresos por trabajo, las transferencias (incluye las gubernamentales, pensiones y remesas) la estimación de alquiler y la renta o rendimientos financieros y otros. Durante los últimos años el ingreso por trabajo es el que tiene mayor peso. En 2016 era 64.2 por ciento y ahora (en 2022) es 65.7 por ciento. Sin embargo, subrayó que, cuando se descompone ese indicador, para ver su composición por cada decil de hogares, se observa que, en 2016, en los hogares de menos ingresos los ingresos por trabajo representaban 39% mientras que en 2022, 43% es decir un incremento de cuatro puntos porcentuales. Para 2022, en todos los deciles de ingreso (salvo el decil X) se observa un ingreso por trabajo superior a lo observado en 2018. Para el especialista, eso quiere decir que la reducción que se observa en la pobreza multidimensional, en específico en la parte de ingresos, está relacionada con el avance significativo en los ingresos por trabajo. Asimismo, González Gómez indicó que, en la parte específica de las transferencias gubernamentales, lo que dicen las cifras es que, actualmente, hay un mayor número de hogares que reciben transferencias gubernamentales que en años anteriores, pero si se analiza la información por grupos poblacionales, se aprecia que, en el caso específico de los deciles de menores ingresos (I y II), el porcentaje de hogares que recibieron transferencias gubernamentales está por debajo de lo que había en 2016 y 2018, mientras que para el resto de los deciles se observa que el porcentaje de hogares que recibe transferencias es mayor que lo que se observaba en 2018.
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