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Acapulco.- Actualmente “hay procesos fuertes de privatización de las tierras ejidales y comunales”, la cual es vista “como un negocio desde el enfoque empresarial”. En ese sentido, Gabriela Torres, profesora investigadora del Ciesas refiere que tan sólo en Yucatán entre 2018 y 2020 se ha duplicado la superficie ejidal destinada al asentamiento humano. Y es que la propiedad social sigue enfrentando presiones de diferentes frentes, ya sea por empresas mineras, por desarrollos turísticos y proyectos energéticos, mientras que desde el gobierno “hay una incomprensión del potencial y de la necesidad del control y gobernanza colectiva de los territorios y de procesos de desarrollo”, afirman investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas). Torres expuso que cuando inició la administración actual “parecía que iban a haber nuevas políticas de control sobre este tipo de privatizaciones pero no lo estamos viendo en territorio”. Siguen las inercias institucionales, “resistencias locales desde los empresarios y hay una falta de voluntad política”, mencionó. Leticia Merino, encargada del SUSMAI, señaló que si bien hay algunos puntos que muestran “buena intención de política por parte de alguna secretarías” federales, como la de Medio Ambiente y Recursos Naturales para atender la propiedad social, “se mantiene el modelo extractivo y las inercias de privatización y desmantelamiento de los ejidos que tienen implicaciones de destrucción de la cohesión social”.
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