|
Foto:
.
|
XALAPA.- Los cultivos con semillas transgénicas no cumplieron la promesa que se hizo hace 25 años, cuando comenzó su desarrollo: No resolvieron el problema alimentario en el mundo. En cambio, lo que sí ocurrió es que hay precios más altos por las semillas, menor producción, agricultores cautivos y han causado una “contaminación feroz” con el glifosato y otros químicos. “Eso muestra la historia”, advierte con motivo de la publicación del libro “Maíz, transgénicos y transnacionales”, Silvia Ribeiro investigadora del Grupo ETC (el cual monitorea el impacto de las tecnologías emergentes y las estrategias corporativas sobre la biodiversidad, la agricultura y los derechos humanos. compila diversos artículos). Es por esto, afirma, que los cultivos de transgénicos no se han extendido en el mundo y sólo los utilizan una decena de países, además de que el 95 por ciento de las semillas son las mismas que al principio: maíz, canola, soya y algodón. Igualmente señala que son las mismas empresas las que dominan el mercado, con distintos nombres y fusiones: Bayer-Monsanto; Corteva, que integra lo que fue Dupont, y Daw, Basf y Syngenta, propiedad de ChemChina, principalmente. Refiere que la contaminación ocasionada por estos productos al suelo, agua y en el cuerpo humano es enorme y muestra de ello es que donde se han hecho estudios, como Argentina, Brasil, Estados Unidos y en Jalisco, México, se han encontrado residuos de glifosato, incluso en leche materna, sangre y orina de niños. En el caso de México puntualiza en que los transgénicos provocaron una fuerte contaminación de las especies nativas de maíz, lo cual también es grave porque México es el centro de origen de éste grano. “En el lugar que se planten granos de polinización abierta, como el maíz, hay contaminación, hay cientos de casos documentados. Siempre que hay plantación de transgénicos, esto ocurre, se contamina el maíz nativo”. También acusa al gobierno federal de un actuar deficiente frente a los transgénicos y menciona que el decreto del 31 de diciembre del gobierno federal, para la eliminación del glifosato, en realidad es una instrucción para que las autoridades cumplan la ley vigente. “No aporta nada nuevo”, salvo que instruye a que en actividades gubernamentales no se utilice el químico, lo cual es mínimo. Monsanto enfrentó más de 100 mil juicios en Estados Unidos, que perdieron, porque se demostró que la empresa sabía que el glifosato era tóxico y cancerígeno, dice Ribeiro.
|