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.- Históricamente la comunidad trans ha mantenido niveles de marginación y exclusión socioeconómica altísimos en México, convirtiéndose en uno de los grupos más violentados junto con la población indígena. De acuerdo con cifras de la Endosigh 2019 del Conapred, 7 de cada 10 personas de la comunidad LGBTQ+ perciben que sus derechos se respetan poco o nada y 9 de cada 10 tuvo que esconder sus preferencias sexuales o su identidad de género durante su infancia. De la población encuestada, las personas que experimentan mayor prevalencia de discriminación son las que se identifican con una identidad de género no normativo: 80% de ellos sufrió algún tipo de discriminación; seguidos por los hombres trans y las mujeres trans con 75 y 74 por ciento respectivamente. Y más de la mitad de las personas con identidades de género diversas han experimentado discriminación en el ámbito médico, laboral, civil y en el acceso a derechos y justicia. Es importante siempre considerar que, aunque el proceso de identidad de género es individual, debe llevar un acompañamiento médico, no sólo por los procesos de transformación corporal sino de atención y guía psicológica especializada, acotó la especialista en derecho familiar, civil y de género. Por ello, hacer del cambio de identidad un proceso exclusivamente administrativo omite y deja fuera todas las políticas públicas que efectivamente garanticen derechos y atiendan las necesidades específicas de este grupo. Y es que toda la gente ha tenido historias difíciles de dolor, de aceptación, y no es una feliz ocurrencia. La gente trans no lo hace por transgredir, sino porque verdaderamente se siente incómoda. Hay quien se ha suicidado porque no fue escuchada y no se sentía bien, gente valiosa que su único pecado fue amar a alguien del mismo sexo o no sentirse cómodo con su cuerpo, refiere la sexóloga Rinna Riesenfeld, autora del libro “Papá, mamá soy gay, una guía imprescindible para familiares de personas homosexuales”. En ese contexto refiere que la identidad sexual es sentirse cómodo con el cuerpo, pero está llena de historias de dolor por la incomprensión de familiares, amigos y la sociedad en general. Rinna Riesenfeld explica las diferencias entre la orientación sexual y la identidad de género. Riesenfeld se pregunta si “¿Será tan diferente el amor según los cuerpos? ¿Es tan diferente si alguien tiene cuerpo de hombre, o de mujer, o si tiene genitales de un tipo o de otro? Nos vamos demasiado por el cuerpo y se nos olvida que lo importante de las relaciones es el vínculo y lo que logras con otro ser humano, independientemente del cuerpo que tenga”. Concluye que “el amor siempre está bien sin importar el género. Todo lo relacionado con el amor nunca ha estorbado a la humanidad; no importa si llega una persona de uno u otro sexo. Entre un melón y una sandía hay toda una frutería, y todas las frutas son igual de valiosas, no hay una mejor o peor; es una bendición amar y tener buen sexo sea con quien sea”.
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