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| Cuitláhuac, el vendedor de mangos que vivía en austeridad. | ||||||
| La estricta disciplina de dos padres, cuyo oficio era ser-maestros, fueron la constante en la vida de Cuitláhuac García Jiménez, quien no sólo debió asumir la responsabilidad de cuidar a cuatro de sus hermanos menores, sino a contribuir con la economía de la casa. | ||||||
| Martes 12 de Junio de 2018 | ||||||
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Viajaba en camión, colaboraba en las tareas de casa limpiando cristales, barriendo, trapeando, tendiendo camas y en la época de cosecha, salía al mítico Mercado Rendón de su natal Xalapa a vender mangos en bolsas. “Iba a los puestos a ofrecerles”, relata el hoy candidato de Morena a la gubernatura de Veracruz. Su obligación era sacar buenas calificaciones y tenía prohibido llegar a la casa con materias reprobadas y llegar a casa después de las 8 de la noche. “Había castigo”, afirma. No tenían casa propia ni auto, la familia vivía muy austera, pero en términos generales eran felices porque su padre, Atanasio García Durán, un hombre de izquierda, les enseñó que no eran necesarias las cosas materiales para ser felices. “Soy hijo de maestros, con algunas carencias pero bien, disfrutaba la vida”, señala el abanderado de 49 años de edad. En un ejercicio para conocer a los candidatos de carne y hueso, se buscó a los cuatro contendientes a la gubernatura y sólo el panista Miguel Ángel Yunes Márquez se negó a la entrevista. Aquel joven jamás tomó ni fumó un cigarrillo, jugó de todo, desde fútbol, basquetbol, volibol e incluso natación… “menos equitación porque no tenía caballo”, agrega y suelta una risa tímida. Leía el diario UnoMásUno y jamás se perdía a Rius, en la universidad participó en todos los movimientos estudiantiles, al grado –dice- “que nos etiquetaban con aquello de ser rojillos”. Las bolsas de mango Como hijo de maestros, vivió vida de maestros: de un lugar a otro, tanto en comunidades rurales como en grandes urbes. Lo mismo en el poblado La Concepción del municipio de Tihuatlán, en el norte de Veracruz, que en el estado de Oaxaca en un internado. Cuitláhuac, un hombre parco y desconfiado al hablar, siempre relata con felicidad su vida austera, esa vida que vive con su padre Atanasio García Durán, un hombre de izquierda que llegó a ser diputado local por el PRD y con su madre Julieta Jiménez Torres, ambos maestros. “Una pelota” es el regalo que más recuerda en uno de sus cumpleaños plasmado en una vieja fotografía del álbum familiar. Su mente dice no albergar malos momentosde ese niño juguetón, donde siempre viajaban en camión y sus padres eran muy estrictos: “siendo maestros me exigían mucho”, dice. Las canicas, trompo, balero y sobre todo los juegos de conjunto con una pelota eran su máxima diversión cuando los castigos no llegaban, porque esos se pagaban con el televisor apagado y encerrado en casa. Los seis hermanos (unamujer y cinco hombres) eran muy unidos, jugaban siempre, pero los dos mayores –entre ellos Cuitláhuac- tenían que hacerse cargo de los menores y ayudar en las tareas de limpieza de casa. “Había que cuidar a todos, desde muy niño tuve esa responsabilidad”, rememora. A Xicohténcatl, Quetzalcóatl, Tonatiuh, Yoloxóchitl, Caneky, por supuesto a Cuitláhuac, les enseñaron a no buscar en las cosas materiales la razón para ser feliz. “Así que jugábamos como todos los niños”. Su prioridad era estudiar, pero en mayo y junio, en las épocas que se daban los mangos, se iba con su padre a un terreno a cortarlos y de ahí en un auto viejito se dirigían al Mercado Rendón a venderlos. “Yo los vendía en bolsas… Iba a los puestos a ofrecerles”, afirma quien al salir de la escuela, por las tardes, cargaba sus bolsas y tocaba puertas y puertas. “Era necesidad… lo veía normal”. Los rojillos El profesor Atanasio guardaba en su casa toda la colección de la revista independiente ¿Por Qué?, la cual circuló durante los movimientos estudiantiles de los años sesenta y setentas en México. “Era una revista muy vieja. Tenía toda la colección y yo me agarré desde la secundaria a leerlas todas”, describe el ex diputado federal. Ahí encontró las imágenes y la historia de la represión y asesinato de estudiantes en el 68 en el Distrito Federal, pero también las grandes manifestaciones sociales y políticas de la época, entre ellas las que encabezó Heberto Castillo. El Por Qué y el diario El Uno más Uno, fueron sus maestros ideólogos, lo mismo que Rius, el popular caricaturista, historietista y escritor mexicano.“Me convertí en alguien que discutía mucho en las clases de historia y de los problemas de México”, afirma. La disciplina que le prohibía llegar a la casa después de las 8 de la noche, le permitieron beberse libros y revistas como agua en un manantial. “Yo empiezo en la prepa a buscar información sobre eso y encuentro el libro de Elena Poniatowsca ´La Noche de Tlatelolco´, ahí encuentro el nombre de Heberto Castillo”. Se convirtió en un promotor del luchador social, participó activamente en el Partido Mexicano de los Trabajadores y en el Partido de la Sociedad Nacionalista, cuando pertenecer a ellos era prácticamente ser enemigo del Estado. Marchaba cada 2 de Octubre y se involucró en luchas, como contra la Nucleoeléctrica Laguna Verde. “Nos etiquetaban con aquello de ser rojillos. En la prepa éramos tres…”. A pesar de su timidez, esa que sólo le permitió tener una noviaen universidad, participó en movimientos para sacar a los porros de la Universidad Veracruzana.“Llegué a tomar la escuela para sacarlos y decirles que ya le pararan, porque ellos estaban en las Mesas Directivas y eran puro relajo”, afirma. Fue fundador del PRD, delegado a la asamblea estatal del sol azteca, fundador de Morena en Veracruz y, al igual que ahora, acérrimo enemigo del PRI. “Eran los culpables de lo que estamos viviendo”. *Periodista, colaborador de la agencia de noticias española EFE y corresponsal regional de El Universal-México |
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