Julio Ricardo Blanchet Cruz
DiarioLibertad@gmail.com
Eran los inicios del turbulento Siglo XX y el entonces Presidente de México, Don Porfirio Díaz Mori (1915) salía de su casa, en la calle de Cadenas, a unas cuadras de Palacio Nacional, donde tenía su oficina…
Y se iba caminando, siempre acompañado de las personas del Pueblo que lo esperaban afuera de su domicilio; y a las que escuchaba al mismo tiempo que le daba instrucciones a su secretario para que le dieran seguimiento a los asuntos…
Y no le tenía que decir a nadie que lo respetara; que respetaran su investidura y si el Presidente López Obrador tiene que exigirlo, es porque ya no lo respetan. Y si eso sucede es porque ha mentido demasiado. Las consecuencias ahí están a la vista…
No solo le bloquearon el paso a la VII Región Militar; más adelante volvió a enfrentarse a otro grupo de personas, no solo de maestros -como dicen algunas notas- que le cerraron el paso, pero ahí no le impidieron seguir su camino…
La luna de miel ha terminado. Lo que antes era festejo, pues les daba alegría esperarlo, ahora es un fastidio estar viendo a qué horas llega. Y más con esto del regreso a clases, se ha echado encima a los maestros, al sector salud y a la mayoría de los padres de familia…
Solo un topo no se da cuenta que la gira del Presidente por Chiapas, que se supone que era uno de sus bastiones electoreros, es un serio aviso de que ya no todo el monte es de orégano. Y donde llegue a morir alguno, se le van a echar encima todos….
De poco o nada servirá que digan y “prueben” que se contagió en el trayecto; que los maestros están vacunados -lo que tampoco de mucho sirve- que los planteles están ultra desinfectados y con todas las condiciones de trabajo necesarias; porque no se la van a acabar…
Y menos, si como se deduce, será en diferentes lugares donde los contagios puedan llegar a presentar. Y si a eso agregamos que sus frecuentes enojos son un signo característico de que su salud no es buena y que por ello pierde el control de lo que dice, nos esperan cosas interesantes.
Cambiando de tema…
Senadores y diputados panistas, por aquello del no te entumas, y además viendo que el agarrón atrae los reflectores, decidieron arropar a su compañero el “canayín”, como en tiempos de campaña, donde todo se vale, lo bautizara el hoy Presidente López Obrador…
Y le ¡exigen! al Presidente que deje de manipular la Justicia y que el expediente donde se le acusa a su compañero se haga público. Cuando antaño, el arropado era mal visto por quienes hoy lo defienden…
Pero el exigir que no meta las manos en la Justicia y el Presidente alegue que es otro Poder y que no él tiene nada que ver. No sirve de mucho, por no decir que de nada. Porque nada va a cambiar; y todo indica que Ricardo Anaya será prófugo de la Justicia…
Deben de tenerlo bien agarrado; porque si resulta que el expediente está mal hecho; que es cierto que cuando dicen que les dieron dinero a los diputados, entre ellos a él, cuando no era ya diputado y se les cae el caso, le habrán dado más armas al PAN, que las que les dejaron los EE.UU. a los talibanes a su salida de Afganistán…
Exigir no sirve de mucho. Por qué no proponen, para que el Presidente no pueda volver a meter las manos en otro Poder, que los Ministros sean electos por el Pueblo, no designados. Y de paso que sea lo mismo con la Fiscalía, que el titular sea también electo por el voto ciudadano. Eso sí que serviría de algo.
Y nos vemos mañana, si el Sol me presta vida.
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