Han sido difíciles los primeros 45 días del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Tal vez más difíciles de lo que esperaban los promotores de la 4T.
Es cierto que heredaron un país con una pesada herencia de problemas acumulados y que resolverlos no es tarea fácil y menos bajo la perspectiva que mantienen de acabar de tajo con ellos.
La resistencia al cambio es enorme y el monstruo tiene más cabezas que la mítica hidra y se reproduce con la misma rapidez que lo hacía la legendaria serpiente.
La ventaja del Presidente de la República es que cuenta todavía con un gran respaldo ciudadano que considera sus acciones como adecuadas y que en el tema del desabasto de la gasolina lo está respaldando, sin importar las largas filas, malestares e incomodidades que ocasiona la carencia del combustible.
Hay que considerar que solamente han transcurrido una docena de días desde que inició el desabasto y que son solamente algunos los estados afectados (Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Querétaro, Estado de México y CDMX), los que han padecido esta situación y que la mayoría esperan se regularice en los días siguientes.
Las noticias de la semana recién iniciada serán significativas para saber el derrotero que seguirá este tema que ha diluido los otros que aún se mantienen vigentes, pero que han sido rebasados por el impacto que causa el desabasto de la gasolina.
Con todo y que el problema sea resuelto y que en pocos días más la ciudadanía pueda referirse al tema más que nada en lo anecdótico, habrían que revisarse muchas situaciones detectadas sobre el desabasto.
La carencia de una política de comunicación, que mediante estrategia permita fluya la misma y no se concentre toda en el Presidente.
Otra de ellas sería aclarar las versiones distintas que se dieron sobre lo ocurrido. Lo dicho por el diario estadounidense The Wall Street Journal sobre la eventual disminución en la compra de gasolina, lo que fue negado por el propio Presidente. Las negaciones de que los buques tanques con el combustible se encontraban en puertos nacionales y el reconocimiento después de que era cierto.
Las imprecisiones de los gobernadores de Guanajuato y Querétaro. El primero asegurando que se resguardaban los ductos con máxima seguridad y a poca distancia de la zona marcada se detecto el robo de combustible y el segundo señalando que su entidad no se afectaba demasiado porque una de las nuevas empresas gasolineras importaba la gasolina de manera directa y evitaba el desbasto.
Por eso, la ciudadanía exige se aclaren todas las versiones de uno y otro lado, del gobierno federal, de los estatales y del extranjero, para evaluar quienes mintieron.
Sin embargo, no todo es miel sobre hojuelas en el tema del desabasto de gasolina, en Acambay, el ducto que pasa por ahí fue roto y la población se lanzó a abastecerse del preciado líquido. Acambay es una población emblemática del Estado de México, ya que es la cuna de empresarios como los Alcántara y de políticos como José Manzur. Otro incidente aislado ocurrió en la misma entidad, al oriente, donde policías intervinieron para frenar una riña en una gasolinería.
Hasta el momento se ha mantenido la calma entre la población, aunque hay que recordar que el hilo se revienta por lo más delgado, por lo que se espera que la situación se resuelva a la brevedad posible, para evitar mayor pánico y que se propague hacia espacios colaterales.
Dentro de toda esta parafernalia, lo mejor es mantener los vínculos de información y canalizarla lo más rápido posible a la población, la que ha mostrado su tolerancia y respaldo y evitar caer en absurdos.
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