Las instituciones bancarias privadas y oficiales hacen como que quieren hacer para apoyar al campesino, la realidad, la infame realidad, es que no hacen nada por ellos, solo apoyan a los intermediarios, los que explotan inicuamente a quienes hacen producir la tierra, el intermediario paga la tonelada de maíz blanco de primera a 1200 o 1300 pesos al campesino que la produce, al decir que le paga, realmente es un eufemismo, pues la realidad es que el coyote bancario o intermediario se cobra bienes de supervivencia que entregó anteriormente al campesino, peor mil veces que la tan vituperada tienda de raya del ciclo porfirista prerevolucionario, actualmente, a pesar de la crisis causada en la zona naranjera del norte del estado, los campesinos que lograron rescatar parte de la producción reciben de los coyotes el infame pago de $150.00 a $250.00 el millar, producto que llega al consumidor entre 900 y 1200 pesos, el coyote, solamente por ser parte de la cadena del intermediarismo, transporte y venta, gana 10 veces más que lo que el campesino recibe por matarse durante todo el ciclo de cultivo de la naranja.
Recientemente traté de conectar a los campesinos del Uxpanapa para que vendieran el hule y la madera tratando de reducir el margen de intermediación, en el caso del hule, cuyo precio en el mercado internacional está en $25.00 el kilogramo, a los campesinos caucheros que el banco apoya, pretenden liquidarles el producto de su trabajo pagando el kilo de caucho, base seca, a $8-10.00, en caso de la madera, espantan las utilidades que reciben los coyotes intermediarios y comercializadores, al campesino se le pretende pagar el tablón de madera aserrada a 10-15 pesos el pie maderero, en el mercado el mismo producto se vende al público a un precio que oscila entre 60 y 80 pesos pesos el pié. con la industrialización primaria el precio se multiplica; me refiero al cedro y roble.
Los funcionarios, inaugurando bonitas ferias no se ayuda a la base campesina ni al obrero, urge el apoyo financiero y técnico, sin las farragosas intervenciones bancarias que solamente propician la entrega de la producción a los cómplices de los bancos, los ricachones comerciantes, amafiados con los funcionarios políticos que mal gobiernan al país.
Urge que nuestras autoridades tomen conciencia formal y ética de lo que significa impulsar la actividad agrícola, la devastación forestal es terreno conocido y repetido, las autoridades forestales deben apartarse de su actividad policiaca y emprender el apoyo de siembra de árboles madereros como limitadores de la propiedad del ejido o tierras federales, impulso sin cortapisas a la actividad forestal, empleando al ejidatario con salarios razonables, no la mísera explotación vía el salario mínimo, miserable. ¡AGUAS! Octubre 29 de 2018 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martinez Wolf |
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