A CADA MINUTO, cada hora, cada día, semana o mes, no se dejan de ver y escuchar las constantes noticias sobre actos de violencia en todo el territorio nacional, pero de manera especial, en el Estado de Veracruz, que se ha convertido, con el paso del tiempo, en una de las entidades más peligrosas de todas aquellas que integran el pacto federal.
Caminos, carreteras, poblaciones y ciudades, se han convertido en los espacios dominados por la delincuencia. Los mismos hogares son atacados permanentemente a plena luz del día y en el peor de los casos aún encontrándose habitados. Ya no se respetan edades ni condiciones sociales o económicas, pues lo que importa es robar, asaltar, lesionar y hasta quitar la vida de quien o quienes se opongan.
Lo que antes era un robo a casa habitación, con pasos sigilosos y con acciones, prácticamente de meras estrategias, procurando no ser vistos ni sorprendidos, ahora los delincuentes lo hacen sin temor alguno y ante la presencia de uno o más de los que se encuentren en el lugar. Ya no importa que los vean y hasta se sepa de quien se trata, las denuncias ya no se hacen, sencillamente porque no encuentran eco ni mucho menos protección.
Con todo esto, el estado de derecho, se ha vulnerado y no hay quien se preocupe por recuperar la paz y la tranquilidad, porque se trata de un fenómeno, dicen, propio de nuestros tiempos en que difícilmente los gobiernos pueden con él, pues la creciente población por todos lados, genera estas propias condiciones de inseguridad, donde muchas veces el hambre y otras veces, la falta de una formación familiar adecuada, seguida de una buena preparación educativa, producto de la misma sobrepoblación que ya no permite atender la educación y la enseñanza con cierta calidad, propician estos actos.
Los gobernantes se han visto incapaces para encontrar una solución adecuada y el estado, consecuentemente, se ha visto rebasado por las acciones de la delincuencia, en todos sus niveles, pues como se ha sabido, son hasta los mismos cuerpos policiacos, entes que funcionan al mismo ritmo que les permite la misma delincuencia, pues tampoco hacen su trabajo por tres razones fundamentales. La primera, es que son humanos y protegen su vida, más cuando no existen garantías para hacer bien su trabajo, como la falta de armas y estrategias propias de un plan definido para actuar, así como su inclusión dentro del marco legal que rige su misión. Dos, podría ser por el pago de raquíticos salarios, prestaciones indebidas, incluso menores a la de aquellos trabajadores al servicio del Estado, con extensión a familiares cercanos, pues ellos, como cualquier otro ciudadano trabaja para la subsistencia de su propia familia, por lo que debieran recibir un salario profesional, más alto, porque no, del que recibe un maestro o cualquier otro profesionista, lo que impediría que aceptara las ofertas de la misma delincuencia.
Y la tercera, se refiere a la capacitación permanente, de tal manera, que estuviera preparado para cualquier acción, teniendo las estrategias necesarias y los conocimientos actuales en la persecución de los delitos y de quienes los cometan, es decir, que se conviertan en calificados profesionales de la policía, con todas las facilidades, con todos los instrumentos requeridos y con derecho a recibir, incluso, preparación universitaria, para mejorar sus conocimientos culturales y en consecuencia, de mejor trato a la ciudadanía.
Claro que esto es mucho pedir, cuando ni siquiera existe voluntad en los gobiernos para darles, siquiera, atención médica de primera, porque el hecho de estar asegurados en alguna institución, no les da la plena garantía de ser atendidos con la inmediatez que requieren.
Pero esto, tan solo sería una parte de la solución al grave problema de la inseguridad que existe en el país y en el Estado. Se requiere, también, de una buena formación familiar de quienes aspiran a ser policías y funcionarios encargados de estas tareas y una formación cultural que haga más difícil la permeabilidad de la corrupción.
Son tiempos, sin embargo, de tomar en cuenta acciones que permitan recuperar el orden en la sociedad, pues poco a poco se va cumpliendo aquella sentencia de que el hombre, es el lobo del mismo hombre.
¿Acaso, eso es lo que se espera a que llegue esta Nación y este Estado?
Si es así, entonces, como suele decirse comúnmente, que Dios nos agarre confesados.
------------------
¿Y ACASO SERA VERDAD que al nuevo Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez, le tocará bailar con la más fea?
Claro que sí, lo han dicho diversos representantes de todos los sectores de la sociedad, porque basta con saber que se encontrará con Estado, bastante rebasado en materia de seguridad, principalmente, pues aunque haya quien diga que hay muchos retos de por medio, sin duda alguna, la seguridad, será el primero de ellos y quizá el más difícil que le toque enfrentar a quien mandará constitucionalmente a partir del primero de diciembre próximo.
Sí, la seguridad es lo primero, porque a partir de ella, es como se puede comenzar a reconstruir el verdadero tejido social, tan lastimado en los recientes años y con el peso de una inseguridad creciente que no le permite actuar conforme a sus deseos en el proyecto de Estado, que se quiere concretar.
Si el futuro Gobernador del Estado, no atiende, como prioridad, el problema de la inseguridad, entonces, no habrá mayor margen que también le permita hacer un
buen gobierno, pues siempre se verá acotado por las acciones de la delincuencia y nunca podrá salir adelante en este sexenio que promete un verdadero cambio en todos los sentidos, más cuando el Estado, se encuentra en la fase más aguda de este fenómeno social, propiciada por gobiernos anteriores, incluyendo el que se va, que solo se limitó a mantener una cómoda posición de dejar hacer, dejar pasar, sin que tomaran en serio su responsabilidad.
La inseguridad, como ya lo hemos señalado permanentemente, es una preocupación constante de todo el pueblo de Veracruz, por lo que Cuitláhuac García Jiménez, podría alcanzar el respeto suficiente y el sobre nombre del mejor Gobernador del Estado, si lograra concretar los sueños ciudadanos de vivir con más tranquilidad, obra que, sin duda, superaría la construcción de grandes carreteras o mejores vialidades en toda la entidad.
Por eso, difícil es la tarea que le espera al nuevo Gobernador, a partir del mes de diciembre, porque hay de por medio esta demanda popular largamente acariciada.
------------------
VAYA QUE EL SECTOR empresarial se las sabe de todas, todas. Y comentamos lo anterior, porque han estado insistiendo en que el Gobernador del Estado, Miguel ángel Yunes Linares, adelante un porcentaje, que podría ser la mitad del monto que corresponde como aguinaldo a los trabajadores al servicio del Estado, con lo cual también irían desapareciendo aquellos temores de que en verdad los trabajadores, no podrían recibir este beneficio de fin de año por la falta de recursos en el erario o por el conflicto político que se ha desatado entre los dos mandatarios estatales, uno todavía en funciones y el otro, que lo será a partir del primero de diciembre.
Así es que los empresarios, con esta solicitud al gobernador del Estado, ayudan a disipar las dudas respecto de la entrega del aguinaldo y al mismo tiempo, se beneficiarían ellos mismos por la derrama económica que pueda llevarse a cabo con el programa comercial de descuentos en el llamado Buen Fin.
Ahora falta, solamente, que el Gobernador del Estado, acceda a esta petición, para que los trabajadores tengan mayores posibilidades de aprovechar las facilidades y cómodos precios que se ofrecerán en este Buen Fin del año.
-----------------
Y MAÑANA, aquí nos encontraremos, si otra cosa no sucede.
NUESTRO CORREO: ac_stein58@live.com.mx |
|
