Estas organizaciones están atiborradas de caciques, de verdaderos nódulos que en nada ayudan al trabajador pero si, en mucho, lo sangran.
La pregunta es ¿qué hará el señor López Obrador con tanta rémora, disfrazada de dirigentillo, que abunda por allí?
¿Tendrá los arrestos para meter orden?
El voto corporativo prácticamente ha desaparecido, esos tiempos en que mancillaban al trabajador deben sepultarse, de eso no cabe duda.
Esos depredadores de la clase trabajadora deben ser metidos en cintura, nada de complacencias mucho menos continuar robándose las cuotas.
La inmensa mayoría de ellos se conducen en los drenajes, en la podredumbre en medio de complicidades y, lo peor, sirven de ejemplo para aquellos que aspiran a sucederlos, esos alumnos ambicionan llevar esa vida tan placentera y desenfrenada que les otorga el membrete.
Curiosamente incontables de ellos tienen la piel muy delicada, muy tersa, no admiten crítica alguna y cuando se les hace una observación, recurren a la represión, a la intimidación y muchas veces llegan a quitar de su camino a quien se atreve hacer los señalamientos.
Es un secreto a voces la opulencia en que viven todos ellos, hasta el más pentonto dirigentillo se da una vida de jeque, se la lleva de a muertito gracias las porcentajes del gremio, de ese pobre trabajador que está dejando los pulmones y los riñones en la faena.
De sobra ha dicho el señor López Obrador que habrá de acabar con la corrupción y la impunidad, y es precisamente de lo que gozan esos dirigentillos, esos que dicen “representar” lo derechos laborales de la clase trabajadora.
Sin temor a equivocarnos millones de trabajadores, cansados de las corruptelas de sus dirigentillos, sufragaron a favor del tabasqueño, le dieron su voto de confianza con la firme esperanza de acabar con esos dictadores, con esos depredadores profesionales.
La clase obrera cumplió con su obligación electoral deslumbrada por su promesa – la del tabasqueño- de terminar con el hedor y con la dictadura sindical.
No se dude que este sector está ávido de una real transparencia en el uso de sus cuotas, seguramente ambicionan buenos resultados.
Esos son unos de los grandes afanes de la clase trabajadora mexicana.
Provecho.
NIÑEZ VERACRUZANA.
En nuestra entidad todo es color de rosa.
Para el mini gobernador no pasa nada, todo en santa paz.
Para el primo de Héctor, son los malquerientes los que vociferan, los que emiten sandeces.
Lo cierto es que la niñez veracruzana tiene un escaso futuro.
El gobierno del cambio, como en muchos otros renglones, no le brindó la atención requerida, se mostró apático hacia esa noble colectividad.
En días pasados, en el estado de Coahuila, cerca de treinta labriegos veracruzanos fueron liberados de un racho donde eran forzados a trabajar en situaciones de explotación, viviendo en condiciones infrahumanas y sin mayor garantía social alguna.
Nueve eran menores de edad.
Si, así como como lo leyó.
Esos infantes, junto con sus padres, tuvieron que salir de este Veracruz color de rosa, claro para el señor Yuanes Linares, se vieron en la penosa necesidad de ir a causar lastimas por allá, ante la falta de oportunidades de estudio y de sobrevivencia en su natal pueblo.
Al parecer estos pequeños son originarios de Tantoyuca, y ahora, debido al valemadrismo del señor Yunes Linares, ya están en resguardo de la procuraduría de los niños, niñas y de la familia de aquella entidad.
Esto es solo una ínfima muestra de lo mal que se vive en Veracruz, del calvario diario que padecen millones de veracruzanos. Eso sin mencionar la galopante inseguridad, la mala atención médica y la pésima oferta educativa.
Pero que tal los Yunes Márquez, esos no sufren, ni sufrirán, de nada.
SERGIO VÁZQUEZ J.
¿El gobernador electo le permitirá tanta desfachatez a este señor?
García Jiménez ha dicho que el plan de austeridad que pondrá en marcha es cosa seria, nada de vaciladas, mucho menos succionadas.
Porque eso de que Vázquez Jiménez, presidente del Comité de Participación ciudadana del Sistema Estatal Anticorrupción, exija 100 millones de pesos para poder “trabajar” el próximo año, no tiene nombre.
Sergio Vázquez es el ente que va a representar a la raza veracruzana vigilando que todo marche bien, para que no halla corruptelas. Estamos jodidos entonces.
Todo indica que el contadorcito, junto con la pandilla que le acompaña, está pensando en hacer el negocio de su vida, tal parece que solo le ocupa y preocupa vivir a sus anchas a costa del erario público.
Su mesada ya la exhibió, al angelito se le apetece ganar dos mil pesos diarios. Es poco verdad, este señor merece más.
Que escasa progenitora, en serio que sí.
Miles de veracruzanos creyeron que quienes estarían al frente de tan cacaraqueada institución iban a ser gente honorable, decente, con principios, pero ya vieron que no, o al menos empezando por el señor Sergio.
De complacer al contadorcito solo se estaría creando otro elefante blanco, se le daría legalidad a otra agencia de colocaciones, se patrocinaría otra rémora burocrática.
FIESTAS PATRONALES DE JILOTEPEC.
Todo un éxito están resultando estas festividades.
La organización es de primer nivel, los espectáculos de muy buena calidad, la seguridad es garantizada y excelente puntualidad en la realización del programa.
Con todo lo anterior Jilotepec le ha puesto el ejemplo a muchos municipios que se jactan de tener grandes ferias, esas que se autocalifican hasta de internacionales, cuando en realidad lo único que exponen es la total falta de seriedad de las autoridades municipales.
El alcalde, Sergio Fernández Lara, no ha descuidado detalle alguno, se ha ocupado y preocupado por brindar un espectáculo de calidad a su gente, a sus paisanos y a los miles de visitantes que ya han disfrutado de estas importantes festividades.
Esto es el principio, para la actual comuna es su primer festejo, y ya, los pobladores, la calificaron con un diez.
Felicidades. |
|