Siendo niño, hace 70 años, en la primaria y en mi casa se cantaba el Himno agrarista, recuerdo decía: Marchemos agraristas a los campos; A sembrar la semilla del progreso; Marchemos siempre unidos sin tropiezo; Laborando por la paz de la Nación//.- No queremos ya mas luchas entre hermanos; olvidemos los rencores compañeros; Que se llenen de trigo los graneros; Y que surja la ansiada redención//.- Voy a empezar a cantarles; la canción del agrarista; Murieron muchos hermanos señores capitalistas; Es el cantar de los pobres que los campos cultivamos; Y que con muchos sudores nuestras tierras trabajamos.
Canto que tenia mucho de revolucionario, más bien de postrevolución aparentemente triunfadora, se recordaba la redención, la pobreza de los campesinos explotados por los capitalistas, al final se mencionaba el anhelo de hacer producir la tierra vía el trabajo de la masa campesina, del agrarismo en pie de lucha para hacer válido el postulado zapatista. La tierra es de quien la trabaja.
Se consumó el anhelo agrarista zapatista, se entregó la tierra a los pobres antes esclavos asalariados del gran capital, en manos de terratenientes y la Iglesia, desafortunadamente todo fue una triste ilusión, se entregó la tierra pero bajo condiciones no apropiadas para el éxito a favor de los desposeídos, con poca cultura y nula tecnificación, fue el campesino dueño de la tierra un fracaso, poco a poco, los acechantes capitalistas retomaron en mando, en muchas ocasiones a petición de los mismos que habían luchado por poseerla.
Después vinieron las modificaciones legales y la tierra retornó a sus antiguos propietarios o lo mas deleznable, paso a manos de lideres agrarios no dados a trabajar, los políticos en el poder se adueñaron de grandes extensiones y la tierra volvió a lo que antes era, latifundios en manos de poderosos, con un agravante, la enredada legislación agraria y laboral dio al traste con el sistema esclavista que con todos sus defectos, antes hacía que la tierra se mantuviera produciendo, hoy con toda la alta tecnificación existente, el campo está ocioso, abandonado, los campesinos emigraron a EU, quedó la tierra en manos de especuladores que solo ganan con el sobreprecio que adquieren los terrenos por el desarrollo urbano o poblacional incontrolado.
Recorrer las ricas tierras veracruzanas es lamentable, solo se ve abandono en el campo, viviendas miserables y algunas islas de haciendas con alarde de riqueza, son el feudo de políticos o empresarios ajenos al campo, que dilapidan su fortuna en instalaciones pecuarias o agrícolas, en ocasiones las hacen productivas, no les interesa mucho que lo sean; los pocos campesinos que laboran de asalariados principian a cantar el himno agrarista, ojala sea precursor de una revolución pacífica y la tesis zapatista se haga realidad pero con tecnificación y capital estatal de apoyo, tal vez convenga pensar en cooperativismo de participación estatal bursatilizando la empresa agropecuaria. Seguro dará ganancias. ¡AGUAS! Agosto 12 del 2018 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martínez Wolf |
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