En un acto de civilidad, tanto pronto como se conocieron las encuestas de salida de las urnas electorales, los candidatos a la presidencia de la república, José Antonio Meade, de la coalición todos por México, integrada por el Partido Revolucionario Institucional. Verde Ecologista y Nueva Alianza y Ricardo Anaya, de la coalición del Frente, de los partidos acción Nacional, de la Revolución Democrática y Movimiento Ciudadano, salieron a reconocer que las votaciones no les eran favorables y que en consecuencia, aceptaban que Andrés Manuel López Obrador, de la coalición Juntos Haremos Historia, integrada por los partidos Morena, Encuentro Social y del Trabajo, las tendencias le eran favorables, en consecuencia, reconocían sus derrotas.
Con ese gesto de los perdedores, actitud por demás loable y civilizada, de gran responsabilidad política, de inmediato se dejó sentir que estamos en la entrada de un país auténticamente preparado para la democracia,- como lo dijo un día Porfirio Díaz, para después orinarse en sus palabras-, lo que mereció el aplaudió de inmediato y lo mejor de todos ellos, demostraba que se llegaba a un estatus de la mayor envergadura
Sin embargo, en Veracruz no sucedió lo mismo, pues el gobernador Yunez Linares, pese a existir las mismas condiciones a nivel nacional, no autorizó a su hijo a que saliera a reconocer su derrota, lo que habla muy mal de quien llegó a la gubernatura de manera democrática, y que ahora que se convoca a la ciudadanía para ver si aceptaban que su hijo lo sustituyera en el cargo, se resiste a someterse a la prueba de las urnas, lo que le es difícil, pues ese fue su mayor error.
No es novedad que así suceda, pues los panistas o quienes se integran a ese partido por conveniencia, tienen una doble moral, como ya se observó con el presidente cocacolero Vicente Fox Quesada que llegó a la presidencia de manera democrática,- en la mal llamada alternancia y que a la hora en que llegó el final de su gobierno-, con las mañas de un auténtico perverso , en el gran atraco del 2006, impidió- con sus mañas, como lo reconoce- que López Obrador llegara a la presidencia de la República Calderón para que, se haya acuñado la frase “haiga sido, como haiga sido”, elocuencia desfachatez, que puede darse en el caso de Veracruz.
Es un grito a voces, que el gobernador, en su afán de que su hijo llegara al gobierno del Estado, hizo lo indecible para secuestrar al PAN y mediante alianzas ominosas, lo impuso, sin tomar en cuenta que ello iba a conducir a que abandonara su gestión y en plan mediático, y actuar en forma tal, que su conducta provocó el más serio malestar que ahora se refleja en las elecciones y que corre el riesgo de incurrir en todos los delitos, habidos y por haber en materia electoral, pues es público y notorio la intervención en el proceso.
De acuerdo con la encuesta del organismo electoral, el candidato de Morena ,Cuitláhuac García cuenta con una ventaja de cerca de diez puntos de diferencia, sin embargo, el gobernador no le ha permitido a su hijo que salga a reconocer su derrota, ello para llevar la contienda electoral a los tribunales, pero creo que es una falta de sensibilidad política no hacer lo contrario , pues ello conduciría a ahondar más la polarización interna, cuando por otro lado, el candidato del Partido Revolucionario Institucional ya salió a reconocer que el ganador es el candidato de Morena.
En concreto se puede observar una obsesión innecesaria del gobernador en persistir hasta el cómputo distrital , pues técnica y científicamente , la encuesta está probada y no hay duda en el resultado final, pero en fin, en el pecado llevará la penitencia , cuando su conducta con el candidato electoral más votado en la historia de México, Andrés Manuel López Obrador, en ningún momento fue tratado con respeto en Veracruz, ya que hubo expresiones discriminatorias y de auténtica mofa como de “loquito “ y viejo” guango”, pues eso hombre descalificado, será el próximo presidente de México. limacobos@hotmail.com
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