Hace algunos años se realizó un foro de consulta pública, se anunció el análisis, revisión y discusión de 22 artículos de la “Ley de la reactivación de la marina mercante mexicana” los integrantes del presídium de una de las mesas de trabajo, que analizaría aspectos jurídicos, declararon no conocer la ley que se estaba poniendo a la consideración de los asistentes al foro, los navieros y armadores se pronunciaron inmediatamente porque se revisará la ley, declararon que si se hablaba de reactivación, ésa era precisamente la promoción que ellos insistían ante las autoridades federales para cumplir con su cometido.
No existiendo objeción alguna para discutir la dicha ley, se principió su revisión, los que ignoraban su contenido no salían del asombro que causaban las revolucionarias propuestas de la ley, los navieros apoyaban casi todo y cuando alguien pedía explicaciones, ellos eran quienes daban pormenores, explicando en forma entusiasta el articulado, en el ambiente flotaba un fuerte aroma de gato encerrado, manipulación previa.
Los humildes empresarios de la industria naval se desgarraban las vestiduras insistiendo en su incapacidad para competir con las empresas navieras que faenan bajo el artificio jurídico de la bandera de conveniencia, como una salida a esta trampa legal, la nueva ley propone la creación del Registro Especial Marítimo Mexicano, no de un segundo registro, sino un dispositivo de ley que privilegia al propietario de embarcaciones que se inscriban en dicho registro, llamado abreviadamente y con cariño REMM; ignoro quienes fueron los genios que elaboraron este documento, definitivamente va a lograr su cometido de reactivar la marina mercante, más aún, si los empresarios mexicanos se ponen listos y dispuestos a hacerse millonarios, podremos presumir en menos de diez años, de tener una flota naval de primer nivel, competitiva con cualquier Onassis que se ponga enfrente, tiene la nueva ley muchas bondades, tantas, que por parcial habrá que desinflarla un poco.
Fue tan visible la mano de los armadores y navieros al elaborar esta ley, tantos los reclamos para ser protegidos, que al pasárseles la mano, se descobijaron; como ejemplo de los muchos privilegios que solicitaban, para cumplir su función de Madres de la Caridad del ámbito marítimo nacional, que a pesar de la bondad del artículo que establece la depreciación acelerada a tres años, un empresario solicitó que el contingente privilegio de que actualmente gozan, en cuanto a depreciar legalmente en un año, fuese establecido en forma permanente. El diputado presidente de la mesa de trabajo argumentó que por ser un asunto técnico contable, se dejaría para su posterior discusión en comisiones legislativas, no le pareció de gran trascendencia, a pesar de esa postura del diputado, en la mesa de trabajo se aclaró que la depreciación constituye una reserva de ley, con ese carácter se considera un gasto, por tanto no se registra como utilidades y no paga el correspondiente impuesto; al solicitar los navieros depreciación acelerada a un año, están declarando que además del normal lucro como empresarios, el negocito tendrá para crear una reserva anual de 100% del capital invertido, además de las utilidades y comisiones propias del negocio.
La ley proponia la creación de un fideicomiso para fomentar financieramente la compra y construcción de barcos, descuentos de todo tipo durante la operación ¡AGUAS! Mayo 28 del 2018 lmwolf@prodigy.net.mx Luis Martinez Wolf |
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