El gran negocio de poner a los lados de calles y carreteras anuncios monumentales, está llegando o llegó a su límite, a ciencia, paciencia y contubernio con las autoridades, los empresarios responsables de afear la ciudad han acometido con entusiasmo el mundo político.
Seguramente todos Uds. amables lectores ven con asombro, talvez con indignación, el derroche de dinero en la pasada campaña para elegir diputados federales, no sé de donde, pero los más jodidos candidatos, esos que no alcanzaron a ganar ni 3000 votos, recibieron financiamiento para colocar monumentales anuncios de propaganda, que no influyeron en el ánimo de los electores, su objetivo único fue satisfacer el ego de los candidatos y por supuesto, enriquecer a los empresarios publicistas.
Pasadas las elecciones, se quitaron los feos anuncios monumentales, pero el ingenio propagandístico no tiene límite, ahora se convence a los legisladores para que anuncien en monumentales su infumable informe de labores, las casas y patios donde se pudieran trepar los bodrios propagandísticos, fueron afeados con la imagen desagradable, manipulada para que parezcan artistas los insignificantes políticos, invitando al pueblo a enterarse de su desinforme, le vendieron los monumentales con la inocente inducción de que sería visto por el pueblo como un predestape para la grande estatal. Con alquilar el WTC, rentar 500 autobuses, y pagar a 20,000 acarreados, feliz posan para la foto falseada.
Ni modo, como dicen los filósofos de tercera, en la guerra, el amor y la política todo se vale, lo que encabrona y debemos denunciar y protestar es el peligro latente para los conductores que en su afán de leer algunos de estos monumentales, descuidan el manejo del vehículo, poniendo en peligro su vida y la de quienes andan cerca del descuidado, por esa sola razón se debieran prohibir los monumentales a los lados de calles y carreteras, parece que en el DF hay iniciativa para prohibirlos.
Además del peligro antes expuesto, yo me pregunto ¿Dónde carajos andan los quisquillosos sabios del INAH?, la alteración del entorno de las ciudades es cosa trascendente, en lugar de andar peleando o prohibiendo la calidad de la argamasa con que se reparan algunas fachadas, debieran atender el grave daño visual que provocan los espectaculares a muchos edificios o monumentos coloniales.
Las campañas electorales que estamos sufriendo, han rebasado todo lo antes padecido, además de las mentadas y declaración de pendejos a los contrarios, entre todos los políticos falsarios apoderados de los medios, algo bueno sale de tanta barbaridad, los editores y algunos profesionales del periodismo son maiceados y bien les ira en este 2018 ¡AGUAS! Mayo 12 del 2018 lmwolf@prodigy.net.mx Luís Martínez Wolf |
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