La mujer como denominador común en obras de Rodríguez y Brunet. | ||||||
Los artistas visuales mexicanos exhiben obra reciente, juntos por primera vez, en la exposición Change nothing, que permanecerá abierta en Saenger Galería hasta el 15 de junio | ||||||
Domingo 12 de Mayo de 2024 | ||||||
Por: Excelsior | ||||||
Alojada en la sala principal de la galería, la muestra echa luz sobre las “características fundamentales de su enfoque hacia la pintura, en la cual los dos han encontrado respuestas cercanas entre uno y otro. Un estudio detallado podría mostrar que aquellas aproximaciones entre Brunet y Rodríguez a veces son de orden técnico, mientras que en otras ocasiones lo son filosóficas y también circunstanciales”, explica Christian Barragán en la hoja de sala. No cambies nada (Change nothing) expresa “la reafirmación de un mandato que cada uno de los pintores eligió voluntariamente en su momento y que en su peculiar tránsito por la vida y el arte a lo largo de 30 años les ha llevado a tener en común una historia y una trayectoria con eventos sorprendentemente simétricos”, agrega el especialista. La muestra estará abierta hasta el 15 de junio. INNOVA CON PINTURAS HECHAS A LÁPIZ Lo más interesante para mí siempre ha sido observar al otro. Pero, sobre todo, ver lo femenino, la belleza, el misterio, que encarna. La mujer vista desde afuera con admiración es el tema de mi puntura”, afirma el artista visual Víctor Rodríguez (Ciudad de México, 1970). Estoy satisfecho con las posibilidades que tiene la pintura. He apostado por esto desde mediados de los 90, cuando la pintura no tenía el foco de atención que posee ahora. He trabajado durante más de 25 años con obsesiones personales, que tienen altas y bajas. Pero no me han afectado las modas”, agrega en entrevista el creador que vive y trabaja en Nueva York desde hace tres décadas. Ahora exhibe en Change nothing una de esas obsesiones: el retrato femenino. “Muestro pinturas que hice usando solamente lápiz, algo que nunca había hecho. No son dibujos técnicamente, son pinturas monocromáticas, se ve el metal del grafito, lo que les da un efecto especial”, explica. Sobre cómo ha cambiado su concepto de pintura en el tiempo que lleva explorándola, Rodríguez señala que “acabas dándote cuenta que, entre más avanzas, menos sabes y es más difícil hacerla. Cuando no tienes idea de lo que estás haciendo es más fácil lograrlo. Vas madurando y aprendiendo. Y te das cuenta de que no sabes nada. El orgullo juvenil de querer demostrar se te quita y te concentras en lo que se necesita sin más adornos barrocos”, agrega. Respecto a su estilo, añade que nunca se ha identificado con el término de fotorrealismo. “Uso fotografías de referencia, pero nunca ha sido mi intención copiarlas o hacer creer que la pintura es una fotografía. Cualquiera puede copiar una fotografía, pero confeccionar una pintura es otra cosa. Me interesa pintar la realidad, pero no copiar la fotografía sin ningún contenido”, indica. De formación autodidacta, el artista dice que, a pesar de la ausencia de su urbe natal, aún se siente chilango. La distancia te permite ver las cosas más claras. Ya no es una urbe para mí, sino para los chavos. Soy un poco como extranjero. Pero, cada vez que vengo, siento que regreso a casa”, concluye. INNOVA CON PINTURAS HECHAS A LÁPIZ Lo más interesante para mí siempre ha sido observar al otro. Pero, sobre todo, ver lo femenino, la belleza, el misterio, que encarna. La mujer vista desde afuera con admiración es el tema de mi puntura”, afirma el artista visual Víctor Rodríguez (Ciudad de México, 1970). Estoy satisfecho con las posibilidades que tiene la pintura. He apostado por esto desde mediados de los 90, cuando la pintura no tenía el foco de atención que posee ahora. He trabajado durante más de 25 años con obsesiones personales, que tienen altas y bajas. Pero no me han afectado las modas”, agrega en entrevista el creador que vive y trabaja en Nueva York desde hace tres décadas. Ahora exhibe en Change nothing una de esas obsesiones: el retrato femenino. “Muestro pinturas que hice usando solamente lápiz, algo que nunca había hecho. No son dibujos técnicamente, son pinturas monocromáticas, se ve el metal del grafito, lo que les da un efecto especial”, explica. Sobre cómo ha cambiado su concepto de pintura en el tiempo que lleva explorándola, Rodríguez señala que “acabas dándote cuenta que, entre más avanzas, menos sabes y es más difícil hacerla. Cuando no tienes idea de lo que estás haciendo es más fácil lograrlo. Vas madurando y aprendiendo. Y te das cuenta de que no sabes nada. El orgullo juvenil de querer demostrar se te quita y te concentras en lo que se necesita sin más adornos barrocos”, agrega. Respecto a su estilo, añade que nunca se ha identificado con el término de fotorrealismo. “Uso fotografías de referencia, pero nunca ha sido mi intención copiarlas o hacer creer que la pintura es una fotografía. Cualquiera puede copiar una fotografía, pero confeccionar una pintura es otra cosa. Me interesa pintar la realidad, pero no copiar la fotografía sin ningún contenido”, indica. De formación autodidacta, el artista dice que, a pesar de la ausencia de su urbe natal, aún se siente chilango. La distancia te permite ver las cosas más claras. Ya no es una urbe para mí, sino para los chavos. Soy un poco como extranjero. Pero, cada vez que vengo, siento que regreso a casa”, concluye. |
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